Capítulo 2

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Capítulo 2

Mis piernas flaqueaban mientras buscaba la habitación que me asignaron, el recuerdo de hace unos segundos no abandonaba mi cabeza y verlo frente a mí, al chico que dijo que "se encargaría de mí", que tenía amigos iguales de locos o psicópatas que él, quienes iban a deshacerse de un cuerpo... ¿Qué estaba sucediendo? Era imposible que me haya imaginado esa escena, lo había vivido, estaba segura. La puerta 203 finalmente se hizo visible, toqué la puerta y una chica de cabello morado y ojos azules me abrió, sonriéndome. Mi cuerpo no aguantó más y colapse, desmayándome frente a ella. Que buena bienvenida, Cassie.

—Gracias por traerla, Maggie— susurró una voz, pero mis ojos se negaron a abrirse.

—¿Crees que recuerde algo? —preguntó mi compañera, a la que ahora conocía su nombre.

—Pues reaccionó a Max, así que supongo que sí.

¿Max? ¿Así se llamaba el chico que quería matarme?

—¿Qué pasara con ella? —curioseó Maggie.

—No es mi decisión, el consejo se encargará.

Después de escuchar su conversación sin permiso, tampoco hubo forma de demostrarles que estaba oyendo. Descubrí que había un "consejo" y que harían algo conmigo, que aún no sabía de qué se trataba, aunque conocía la razón, por estar despierta a altas horas de la noche y espiar a un grupo de extraños. Felicidades Cassie, cavaste tu tumba. Sin embargo, mi confusión aumentaba a cada momento. ¿Cómo fue que convencieron a mis padres para enviarme aquí? Caí nuevamente en un sueño profundo, alejándome de la realidad.

Mis parpados pesaban, me dolía cada bello del cuerpo si eso era posible y respiraba con dificultad. Me acostumbré a la luz tenue que ingresaba por la cortina a mi lado, me hallaba recostada en una camilla. No recordaba nada, ni cómo fue que llegué allí. Una aguja estaba conectada a mi vena, la quité desesperadamente y con mi corazón latiendo a mil por hora, me puse de pie. Error. La debilidad me abrazó, haciéndome resbalar. Jósephine fue mi salvavidas, me tomó antes de caer y también escuché su desaprobación por lo que estaba haciendo.

—Señorita Durand, no está en condiciones de andar caminando por allí de esa forma— me regañó—. Su compañera la trajo a la enfermería, realizamos unos exámenes con la aprobación de sus padres y encontramos un déficit en su sistema. Es necesario mejorar su alimentación y horas de ejercicio.

¿Ejercicio? Si era pésima en cualquier actividad física.

—Lo siento, pero eso no se me da muy bien— intenté excusarme, pero no me saldría con la mía.

—Tranquila, uno de nuestros mejores atletas del internado se encargará de ayudarla— informó. Una mujer de edad avanzada hizo acto de presencia, llevaba una bata blanca dándome indicios de quien era, la enfermera—. Ella es la señora Pamela, todos aquí le decimos Pam y nos dirá si ya puedes irte a tu habitación.

IMPOSIBLE (SAGA ÍMPETU - LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora