Cassie siente que la acechan, desde un extraño suceso en su vida piensa que hay más de lo que podemos ver y quiere demostrarlo, o por lo menos creer que no está loca.
Obligada a una nueva vida en Luisiana, un internado de Élite y compañeros poco con...
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Capítulo 9
La confesión de Caleb me aturdió por unos segundos, eso era imposible. Mis padres eran humanos, mis abuelos también, ¿Cómo sería posible que yo no lo fuese? Negué efusivamente, hasta que sentí que mi cabeza se saldría de su sitio. Escuchaba su voz como un eco lejano que gritaba mi nombre, no podía creerle, no quería creerle, era mentira, todo. Necesitaba aire, me faltaba el oxigeno. Me levanté atolondrada, me costaba dar un paso pero él puso su mano en mi cadera y me ayudó a mantenerme de pie. Me llevó al jardín, se notaba preocupado pero calmado.
—El edificio te quita energía, ¿No es cierto? — Interrogó, tuve que darle la razón—. Lo ves, Cassie no sé si eres una de nosotros pero lo vamos a descubrir.
—¿Cómo? —pregunté, recobrando la compostura.
—Entrenamiento, ejercicios de meditación y otros trucos que tengo bajo la manga. No te preocupes, mañana comenzamos. Así que duerme bien, lo necesitaras.
—Está bien—. Ahora que sabía que no era del todo humana, yo también deseaba descubrir quién o qué era, aceptaría la ayuda ofrecida.
—Una última cosa, Cassie— dijo, deteniendo mi paso—. Abril Cárdigan vendrá, espero que sepan comportarse las dos.
Excelente, como si no fuese suficiente lo que me pasaba, tendría que soportar a una odiosa demonio con sed de venganza.
—Los rumores vuelan por aquí— bufé— ¿Te contaron lo del internado? Juro que no se que me sucedió.
—En una ráfaga de adrenalina, los poderes se descontrolan Cassie. Aprenderás a controlarlo con el tiempo, lo prometo.
Poderes, dones, ¿Qué hice para merecer esto?
—Gracias— fue lo único que pude decir.
Desayuné para reponer energías, pues no había podido pegar un ojo en toda la noche. La otra gemela llamada Eliana, me avisó del entrenamiento con Caleb, además de acompañarme hasta el salón. Podría pensar que intentaban vigilar mis pasos y ellas eran las encargadas de hacerlo, pero lo dejaría pasar. El lugar estaba acondicionado con cuerdas, sacos de boxeo y paredes para escalar, como si fuese entrenamiento militar.
—Buenos días, Cassie— saludó Caleb—. Te esperábamos—. ¿Quiénes? Pero la respuesta llegó rápido, detrás de él apareció Robert—. Él será tu entrenador.
Esa frase me hizo recordar a Max, me entristeció no poder practicar ni una vez con él… ¿Por qué ahora lo extrañaba tanto? Moví la cabeza para despejar esos pensamientos, llevándolos lo más lejos de mi que pudiese y asentí, intentando concentrarme en las palabras de Caleb.
