﹫te vi | baning.

O2

Recostado sobre la mesa algo agotado, escuchaba como Ban y Diane peleaban por cosas absurdas mientras que la princesa Elizabeth trataba de calmarlos, el sonido de la puerta interrumpe la discusión, el capitán del grupo había vuelto, no traía una mirada de buenas noticias sino lo contrario, King vuela hacia el rubio quien niega mirando a ver al castaño.

– Entonces... será una despedida —Murmura dirigiendo su mirada a la castaña. – Merlín dijo que no.

– Pero —Una mueca de tristeza se apodera del rostro de la castaña. – Elizabeth, llego el momento de despedirnos.

– ¿Qué? —Mira a todos confundida.

– Saldremos a un nuevo viaje —King decide explicarle. – Las probabilidades que salgas herida son altas, no podemos llevarte.

– ¿Ah?... Señor Meliodas —El rubio desvía la mirada. – Tenía razón, soy un estorbo para ustedes.

– ¡Elizabeth! —Grita la castaña al verla irse corriendo.

– El capitán no ha salido de su cuarto —Suspira cansado de la situación.

– Enano, deberías ir a calmar a tu amada —Dice haciendo que el castaño mire a ver a la chica que estaba furiosa dando círculos afuera.

– Se ve muy enojada —Murmura dirigiéndose a la chica. – Diane.

– Es injusto —Bufa enojada.

– El capitán igual esta mal, no deberías decirle cosas así —La castaña abraza sin avisar al castaño haciéndole sonrojar.

– No quiere verme —Susurra. – Es mi única amiga... Ella es especial para mi.

– Lo se —Acaricia sus cabellos. – Yo se que ella no hablaba enserio.

– El capitán esta peor que yo, ¿verdad? —Arrepentida de sus acciones suelta un suspiro.

– Si, tus palabras lo lastimaron más —Explica.

– Me disculparé —Se separa del abrazo para sonreírle al castaño.

– ¡Elizabeth! —Sonríe al ver a la albina.

– Diane... ¡lo siento mucho! —Se disculpa acumulando lágrimas.

– No llores... No pasa nada, no estoy molesta —Agarra su mano dibujándole una sonrisa. – El capitán...

– Debo disculparme con él también —La castaña asiente con una sonrisa viendo como la albina iba a buscar al rubio.

– Volvió —Suelta el castaño junto de la chica de ojos morados.

– Si, ella pidió verme —Cuenta alegre. – ¡Tenías razón!

La joven camina hacia la taberna emanando un aura de felicidad, el de ojos miel admiraba a la chica que tanto amaba.

Una mano toca el hombro del castaño sorprendiéndolo, voltea topándose con unos ojos rojos, desciende al suelo esperando que su contrario hablará.

– Tu fuiste el que llamo a Elizabeth —La mirada de King baja hasta el suelo.

– ...Si —Afirma. – ¿Tu...?

– Te vi escribiendo la carta, hablas muy alto —Se burla obteniendo un leve golpe. – Pero fue lindo... La próxima vez piensa en voz baja.

– ¿Uh? —Una de esas palabras le dejo confuso. – ¡Oye!

El albino había dejado solo al castaño, estaba bastante confundido, no solo porque Ban lo haya escuchado sin quejarse, una de las palabras que le dijo fue "lindo", eso era raro, demasiado raro para el de ojos miel.