Capítulo 23

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Los sentimientos de Sebastien

Sebastien Abans

El agua refrescante de la ducha me alivia el malestar que cargo entre el cuello y los hombros, ser tu propio jefe hace que te ahorres insultos y desprecios de un desconocido, pero también conlleva a esto, estar tenso la mayor parte del tiempo y con mil pensamientos en la mente.

Veo a través del vidrio de la ducha la silueta de Malika, acostada en la cama, desnuda y con el cabello esparcido por todos lados. su espalda sube y baja por su respiración y me saca una sonrisa el que esté encima de mi almohada, como si necesitara mi olor para seguir durmiendo.

Nuestro viaje no es como lo tenía planeado, hemos tenido momentos desagradables y discusiones por ambas partes, no sé que le ocurre pero tengo la esperanza de que la sorpresa que le tengo preparada para esta noche le haga ver l que no puedo expresar con palabras.

Cuatro meses juntos gracias a ese contrato que le hice firmar y cada día que pasa me doy cuenta que ha sido la mejor decisión de mi puta vida. 

Todavía tengo grabado en mi mente el primer día que la vi, hace casi un año. Ese día de la entrevista, en donde remplazó a su hermana no fue la primera vez.

Flashback

Killien observa atento a todo su alrededor, parece nervioso de algo. Zeus, a mi otro lado, rueda los ojos por la actitud de mi hermano menor.

-¿Qué te ocurre?

Pregunto, voltea a verme y deja salir un largo suspiro.

-¿Estás seguro de esto?

-Si no lo estuviera no lo estaría haciendo ¿no crees?

-Si, de acuerdo.

-Abans junior, tienes que calmarte, no estamos cometiendo un delito- Zeus comenta, observando a Killien.

-Solo pienso que es ridículo todo esto, Sebastien no tiene necesidad de esta pantalla.

-Si la hay, ahora respeta mi decisión y ve a divertirte- termino, él rueda los ojos y se va.

-No me insultes, pero tu hermano tiene razón.

-Solo será hasta que tenga el valor de enfrentarlo, no estaré en la sombra el resto de mi vida— Termino mi copa— Iré por algo más fuerte.

Avance por la estancia, donde los invitados estaban ocupados observando las obras de arte del Emperador. Un pintor que no tiene mucho tiempo en el ojo público y que ya ganó fama y reputación en el mundo del arte.

Llegué al área del bar y pedí otra copa de vino, fue en ese momento donde la vi llegar.

Vestía un vestido corto, sin escote y de color vinotinto, tenía tacones de correa negros. Su melena castaña estaba totalmente alisada dándole un aspecto más formal.

Esos carnosos labios estaban como el vino y su mirada fue lo que me cautivó, azules como el mar pero a la vez como un cielo lleno de nubes grises.

Venía sola, miraba a su alrededor como si sintiera que no encajaba entre los demás y en realidad ella era muchos más que nosotros. Era especial.

Avanzó hasta el bar y pidió una copa de vino, dejé de observarla para irme a un lugar donde no ve viera. En el fondo de la barra me senté y me quedé como idiota mirandola casi toda la noche.

Observaba las obras de arte, reía con los que se le acercaban y avece hacia caras de sorprendida cuando veía los precios de cada cuadro.

Su caminata era lenta, pausada. Algo común entre los demás pero que en ella se veía hipnotizante por el movimiento de sus caderas y el como manejaba su postura.

El placer de Sebastien (M3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora