Infiltrada (Historia Corta Terminada)

Infiltrada parte 1

Jamás en mi vida pensé en decir estas palabras " te quiero papá" y "si acepto" y como llegue a este punto les contaré un poco mi historia.

Desde niña siempre he estado sola, se que mi madre murió el mismo día que yo nací, como lo se, es gracias a la única cosa que me dejó mi padre, una maldita carta, la cual decía..

"..........Tu madre murió por darte la vida, debiste ser tu en su lugar, ahora vivirás sola, esa es tu condena.........."

Es lo único que me dejo y luego me abandono en aquel horrible hogar para huérfanas y como si fuera poco impidió a toda costa que fuera adoptada por una familia, dejando una maldita cláusula y una cuantiosa suma de dinero, o eso escuche de las monjas..

"...pobre niña, porque no le permiten tener una familia, es tan linda, inteligente y dulce, no se puede hermana, quien la dejo envía dinero con tal de que no sea adoptada y que no tenga nunca un trato especial...".

Siempre quise tener una familia propia, ser parte de algo, pero el me la negó o tan solo sentirme amada, no recuerdo momentos lindos en mi niñez o adolescencia, por las noches todos esos recuerdos vienen a mi mente aun con la ayuda de la terapia, recuerdo el frío, como se siente estar toda una noche castigada bajo la lluvia por haber robado un pedazo de pan, recuerdo las veces que me quede dormida llorando por el hambre, eso era lo peor de todo, por alguna razón siempre he sentido que pertenezco a otro lugar, que alguien me ha buscado con ansias, que alguien me ama, pero al crecer deje de creer en los cuentos de hadas, de niña pensaba que vendría un rey con su armadura a rescatarme y yo sería su amada hija, su adorada princesa, al crecer lo cambie por un príncipe, uno alto, fuerte con unos brazos capas de sostenerme con una solo mano y con la otra defenderme con una espada, de ojos azules profundo como el mar, de pelo negro como la noche, pero la verdad es que nunca llegaron a rescatarme.

Ahora que soy una mujer poco me importa no haber sido rescatada de la torre, al cumplir los 18 años fui tirada a la calle, solo con lo puesto, con un destino incierto, me gane la vida como pude, limpiando mesas, lavando platos, haciendo aseo, lo que saliera, pero un día tras cantar en la plaza de Londres, un hombre se me acercó y me ofreció ingresar en una de las mejores academia de música del mundo, nada menos que Juilliard, en los Estados Unidos, beca completa, al principio creí que era una broma y no lo era, por primera ves en mi vida pude decir, jodida mi suerte, no lo podía creer, el único requisito que me éxigio fue dedicarle todo mi tiempo a mis estudios, nada de novio o fiestas, como si eso me importara, el amor no estába hecho para mi, nunca lo he sentido y creo que nunca lo voy a sentir.

Al llegar a Nueva York, me dieron una habitación para mi sola, ropa, computadora, cuadernos, un sin fin de libros, celular, tenía tres comidas al día, y yo acostumbrada a comer algo cada dos días, no lo podía creer, además me daban un dinero al mes, lo necesario para sobrevivir, los primeros años fue difícil, una chica con cero conocimiento en nada, era como un cuaderno en blanco, pero me mate estudiando día y noche, esforzándome, mientras otros festejaban pasar sus pruebas, yo me estarán preparando para las siguientes materias, así estuve estos 5 años, dando lo mejor de mi, cosa que a mis profesores tenia maravillado, no solo aprendí canto, también distintos idiomas como el de mi madre, el japonés, alemán, español, italianos y francés, el inglés lo dominaba desde pequeña, además de las clases de etiquetas, postura, cultura,  instrumentos musicales, en mi caso dominio, el violín, chelo, arpa y piano, por primera ves en mi vida sentía que pertenecía a este lugar.

Hoy tengo 23 años y es mi debut, ingreso al teatro el cual se encuentra repleto de personas de todo el mundo, sin contar los representantes que han venido a ver los nuevos talento y ofreces sus posibles propuestas de trabajo, mi número fue promocionado como el talento principal ya que fui la primera en mi clase notas esepcionales, simplemente explendida decía mi profesora de canto, me acerco al micrófono y comienzo a cantar, cuando lo hago es como si todo lo demás  desapareciera, luego de mi presentación musical, toca el de instrumentos, comienzo con mi favorito el chelo, luego piano, arpa y violín al terminar pienso que no les ha gustado pero a los poco minutos el miedo se aleja de mi al comenzar a escuchar los aplausos y ver como muchas de la personas presentes se encuentran llorando.

Durante la recepción conocí a muchas personas, todos representantes de las mejores disqueras, teatros y producciones, tenía muchas ofertas incluso para grabar algunas películas, me sentía en las nubes, como si esto no fuera real, luego de unas horas ya me sentía agotada hasta que unas manos tocaron mis hombros y me encuentro  con unos ojos azules, profundo como el mar.