¡Señora! pt.1

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Las personas tienden a pensar en recuerdos lindos cuando se encuentran en situaciones tristes, crueles o donde se debaten entre la vida y la muerte.

Este era el caso de Kim Taehyung, que no supo en qué momento, pero comenzó a recordar, recordar su infancia, o por lo menos la cara buena de la moneda, donde su padre trabajaba hasta tarde y él salía junto con su hermana a jugar, antes de que el secretario le mandase a una escuela militar, antes de los golpes a su madre, antes de todo eso, cuando su vida era tranquila.

Cuando había sentido lo que llaman felicidad.

En su cabeza rondaba un momento en específico, que le hizo reír de ironía mientras le colocaban los puntos en la frente.

Recordó cuando tenía ocho años y jugaba policías y ladrones con sus amigos de la cuadra, como salían despavoridos a la cuenta de tres, como si su vida dependiera de ello.

«Irónico» se dijo a sí mismo, mientras sentía cómo su cuerpo se hacía más pequeño, como el de un niño.

Sonrió juguetón al escuchar a su hermana gritar "¡Tres!", vio a sus amigos correr hacia diferentes direcciones, y por inercia, él también lo hizo, corrió, corrió como hace tiempo que no lo hacía. Sintiéndose libre al fin, después de tantos años...

Pero pronto, su paso comenzó a hacerse más y más lento, su cuerpo le pesaba y dolía, su pierna parecía haber recibido un buen golpe, pues no le dejaba caminar bien.

Intentó llamar a sus amigos para detener el juego, pero ellos ya no estaban ahí.

El miedo se apoderó de todo su ser; escuchó unos gritos detrás suyo y sin saber el porqué, comenzó a correr tanto como su magullado cuerpo le permitía.

—¡Alto! —escuchó a lo lejos, pero no detuvo su huida en ningún momento.

No sabía de qué escapaba, solo sabía que terminaría herido o peor, muerto, si es que no se movía de allí.

Así que corrió hasta que dejó de sentir, hasta que todo se volvió oscuridad.

Y luego despertó.

Su corazón latía como loco y su cabeza dolía a horrores. Pero se sentía aliviado, todo había sido un sueño.

«Un sueño, todo fue un puto sueño.»

Quiso saltar y gritar de felicidad, y lo habría hecho, de no ser porqué: una, le dolía todo, y dos, notó que esa no era su habitación. Miró a su alrededor extrañado, no sabía dónde carajos estaba y algo no le daba buena espina.

—Oh, despertaste. —una voz afeminada se coló en la habitación, dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía.

Una mujer de mediana edad, tez morena, que portaba un vestido de pijama y una toalla envuelta en la cabeza, le miraba con el ceño fruncido y con un cigarrillo encendido entre los dedos.

—¿Quién eres? y ¿Dónde chingados estoy? —su tono brusco dejó desconcertada a la mujer, quien se limitó a rodar los ojos.

—¿Así tratas a quien te salvó la vida?

—¿Salvarme la vida? ¿De qué está habland– —su voz, junto con su respiración, quedó estancada en su garganta, los recuerdos le cayeron como balde de agua helada.

Todo lo vivido un día atrás pasaba por su mente con rapidez, sin darle tiempo para procesar cada uno de los acontecimientos.

Su madre, la revista, su hermana, su padre, su casa, la llamada a su amigo, su ida a Tlatelolco, los disparos, los gritos, la sangre, Jungkook...

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2022 ⏰

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