Capítulo 2

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Al otro día...

El jardín, y sendero estaban cubiertos de nieve, y con un frío que calaba hasta lomás hondo de mis huesos, me levanté a mirar a Danielito, quien aún dormía aferrado a su osito de peluche. Le acaricié su suave mejilla de porcelana y pensé en Joey.

<< Espero que estés bien, mi Joey.>>

Me acerqué a la ventana y miré la blanca nieve...

Mis suegros terminaban de desayunar y Danielito ansioso por salir a jugar a la nieve, no pude negarme a su tiernita carita, cuando me pedía algo.

Le sonreí, e inevitable, recordé a su padre, pues había heredado su misma sonrisa.

Sus abuelos nos sonrieron, y yo sin más, lo cargué en mis brazos y salimos los dos a pasear un rato por la nieve, aprovechando que la ventisca se había pasado.

Abrigados de la cabeza hasta los pies, abrí la puerta y Danielito abrió los ojos de asombro. Quiso soltarse de mis brazos para ir corriendo hacia toda la nieve, la que nunca había visto. Era su primera nevada.

_ ¡Mamá quiero tocarla! ¿Sí?

_ Bueno, pero ten cuidado.... ¡No corras tan fuerte!

_ ¡No, mamá!...

Lo vi correr con tantos ánimos a la nieve y disfruté de verlo así tan feliz.

Se revolcó sin importarle cuanto frío hiciera. Se rio y gritó feliz y yo le sonreí.

_ ¡Mírame, mamá! ¡Estoy cubierto con nieve!

_ Si amor, te estoy mirando. A ver quédate quieto. Le enviaremos una foto a tu papá ¿Sí?

_ ¡Sí!

_ Sonríe, Danielito. Mírame...

Sonrió de oreja a oreja, y yo contenta, capté su dulce sonrisa, rodeada de nieve y luego se la envié a Joey...

Danielito, no paraba de saltar, correr y mirar a cada rato la nieve con asombro. Sin duda, era algo muy maravilloso e increíble para él. Me detuve un momento y también la contemplé.

Habíamos vivido muchas nevadas, pero nunca como esta. Aquella nieve era aún más blanca y pura. Era realmente suavey bella.

Tomé un puñal y la miré con detenimiento, que su pálido, y puro blanco, hizo transportarme a aquel dulce e imborrable recuerdo. El de aquella nevada, tan mágica y especial como esa, en donde Joey y yo nos vimos por primera vez...

6 años atrás...

Con la bufanda aferrada a mi cuello, mis mejillas estaban pálidas y húmedas de tanto frío, que estaba haciendo a esas horas de la tarde.

La cafetería era un buen lugar para reconfortarse y compartir con amigos y parejas, pero yo prefería el sentarme sola a leer algún libro, acompañada de una muy rica taza de chocolate caliente.

Había comenzado a nevar, y yo junto a la ventana, mientras leía y me tomaba mi chocolate, dejé el libro sobre la mesa y me puse a mirar los pequeños copos, que caían junto a mí.

Aquellos pequeños copos, no eran los mismos de siempre. Digo, vivíamos en una ciudad donde solía nevar siempre, pero aquella nevada era inusual y extraña. Fuera de lo habitual.

Algunos sorprendidos, al igual que yo, no les importó el frío y salieron a mirar caer la nieve.

No me agradaba mucho el frío, de modo que preferí quedarme y seguí disfrutando de la lectura y de mi chocolate caliente.

De pronto comenzó una ventisca y algunos arrancando, yo me reí por sus actitudes, aunque igual me preocupaba un poco el que no pudiera llegar a mi hogar por toda la nieve que estaba cayendo.

&quot;Mi corazón es tuyo&quot; (Joey Tempest) (Reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora