Capítulo 5

42 9 6
                                    

Al cabo de todo ese recuerdo, el corazón me latió fuerte y más añoré ver a Joey. De repente, comenzó a sonar mi celular.

Era una video llamada suya. Mi corazón saltó de alegría y mi sonrisa fue perdura.

Él me miró y sonrió al instante. Estaba en el avión...

Yo lo miré con emoción y mi corazón latió otra vez feliz y agradecido de volver a verlo.

_ Hola mi vida. Mi niña hermosa.

_ Mi Joey ¿Cómo estás? ¿Estás bien?

_ Si mi amor. Estamos viajando con rumbo a la otra ciudad de México ¿Tú y el niño cómo están? ¿Cómo los han tratado mis padres? – le sonreí aún emocionada, sorprendida de que estuviese hablando con él.

_ Bien, amor. Ellos han sido muy buenos con nosotros.

_ ¿Y la nieve? ¿De verdad no les pasó nada a ti, ni a Danielito? – volví a sonreírle.

_ No amor. Estamos bien, en serio. Solo que te echamos mucho de menos.

_ Yo también los extraño, niña mía. No hallo la hora de regresarme y estar con los dos. ¿Mi Danielito cómo se ha portado?

_ Jejeje, es un buen niño. Me pasa preguntando cuando volverás – sonrió tierno.

_ Mi niñito lindo ¿Y tú, mi hermosa? Te miro y estás tan bonita.

_ Oh, Joey. Te amo tanto – miró mis ojos tristes.

_ Y yo a ti. No estés triste. En cuanto pueda volveré por ustedes.

_ Lo sé, pero siento que aún faltan tantos días para eso.

_ Si, tienes razón. Mi pequeña. Discúlpame por no haberte llamado antes, pero por la tormenta quedé incomunicado y se me hizo imposible el llamarlos antes. Siento haberte preocupado.

_ Lo importante es que ya pudiste hacerlo y ahora estamos los dos aquí juntos, a medianoche y rodeados de nieve – me sonrió todo tierno.

_ Quiero quedarme así a tu lado, al menos por toda esta noche. No quiero dejarte sola, mi vida.

_ Ni yo que lo hagas. Estoy tan feliz de que al menos pueda verte así bajo estas circunstancias – se me cubrieron otra vez los ojos de lágrimas.

_ Ya mi hermosa. No llores ¿Sí? Daría lo que fuera para abrazarte y besarte, como tanto lo estoy deseando – le sonreí.

_ Mi Joey.

_ Te prometo que volveré muy pronto, y cuando eso pase, te abrazaré y no te soltaré por nada de mis brazos.

_ Jejeje.

_ ¿Sabes? Ahora que te veo ahí junto a toda esa nieve, recuerdo el día en que nos conocimos.

_ Yo también. Fue una mágica nevada.

_ Y muy afortunada también – le sonreí perdidamente.

_ Antes de llamarte, recordé también el día que nos casamos. Fue un día tan lindo y maravilloso para ambos.

_ Fue el día más importante para ambos, porque al fin pudimos unirnos como marido y mujer, lo que tanto queríamos.

_ Aun lo recuerdo. Estaba tan feliz mi Violeta, porque te convertirías en mi esposa y te amo tanto, o aún más ahora, después de todos estos años.

_ Hoy yo también tuve un recuerdo. Esa noche, antes de que naciera nuestro querido hijo, Danielito – sonrió tierno y también hizo alusión a aquello.

_ Te veías tan dulce y hermosa, como lo estás ahora.

_ Y tú fuiste tan tierno y dulce conmigo, Joey. Todo ese proceso me acompañaste y me diste mucho valor.

_ Te confieso que igual estaba muy nervioso. Me preocupaban que estuviesen bien tú, y mi hijo, y cuando vi y cargué a Danielito en esos primeros instantes, fui el hombre más feliz del mundo – volví a sonreírle.

_ Eres el marido más bueno, atento y cariñoso conmigo, además eres un excelente padre. Te amo mucho – me miró un poco emocionado y sus ojos brillaron de amor y felicidad.

_ Te prometo que volveré muy pronto mi vida. Te amo con toda la fuerza del mundo mi querida y preciosa Violeta...

Muchos días después...

Paseando con Danielito en mis brazos por la ya derretida nieve, el sol lanzaba sus fuertes rayos; solté a Danielito de mis brazos y él corrió feliz por el fresco y reluciente jardín trasero.

_ Mi dulce niño querido...

Él me sonrió y me pidió que le diera vuelo en el columpio...

Lo acomodé con cariño y comencé a darle pequeños empujones, en su espaldita, para proporcionarle vuelo.

Danielito, se río con euforia al tomar más y más vuelo. Yo sonreí contenta.

De regreso a la casa, caminábamos, los dos tomados de la mano, por el interminable camino de nieve, cuando de repente el apareció. Mi corazón se aceleró de inmediato y sonreí de emoción y alegría.

Él me miró perdidamente y sus ojos brillaron.

_ ¡PAPÁ!

Su hijo no se contuvo la emoción de verlo y corrió a sus brazos.

_ ¡Hola, hijo mío! – se rio tan contento y lo cargó con cariño en sus brazos.

Lo vi cargar a nuestro pequeño y sonreí más que feliz.

_ Mí amado, Joey...

Él me miró, y yo perdida en él, Joey me sonrió todo enamorado. Yo entonces,no pude más y corrí también hasta sus brazos.

Las lágrimas de felicidad no se me contuvieron. Estaba tan feliz, por fin mi amado esposo estaba de vuelta con nosotros y él más que agradecido, y afortunado, me recibió en sus brazos.

_ Mi niña hermosa – nos abrazamos fuerte.

_ Joey, mí amado Joey.

_ Oh, mi vida. Cuanto los extrañé.

_ Y nosotros a ti. Estas dos semanas se nos hicieron eternas sin ti – me tomó el mentón con cariño.

_ Lo sé, cariño. A mí también me pasó lo mismo.

_ Te echamos mucho de menos papito – le dio un tierno beso en su cabeza.

_ Mi chiquitito – lo miró con atención y yo le sonreí – Mira, estás más grande parece.

_ Un poquito.

_ Y cuéntame ¿Te portaste bien? ¿Cuidaste a tú mamita?

_ Sí, todos los días.

Los dos nos reímos y Joey me miró y me sonrió con ternura.

_ Te extrañé tanto, mi Violeta.

_ Y yo a ti, mi amor

_ Como te dije, cuando volviera, te quería tener en mis brazos y no soltarte por nada y lo voy a cumplir – le sonreí.

_ Aquí feliz estoy esperándote.

_ Mi hermosa.

Soltó a nuestro Danielito y este feliz saltó por la poca nieve, que ya iba quedando y Joey me tomó en sus brazos.

Nos miramos más que plenos y agradecidos de poder volver a compartir ese tan esperado abrazo y él me elevó en sus brazos y luego me sonrió con destellos.

_ Te amo mucho, mi Violeta.

_ Y yo te amo a ti, mi señor Tempest.

_ Que afortunado me siento de poder tenerte así en mis brazos. Lo deseaba tanto.

_ Mi Joey.

_ Y ahora quiero besarte y no detenerme por nada.

_ Hazlo, que me muero por sentir tus labios. Te amo demasiado.

Ambos nos sonreímos y Danielito jugando junto a nosotros, lo miramos con cariño, y riéndonos, Joey luego me besó, y ambos sin parar de besarnos, disfrutamos de ese acogedor abrazo, y apasionado beso, acompañado de nuestro preciado hijo y de toda aquella nieve, la que estuvo de un principio en esta linda historia.

Fin.

"Mi corazón es tuyo" (Joey Tempest) (Reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora