🌀Tartaglia🌀

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—Este es el objetivo—el jefe deslizó un dibujo sobre la mesa. Estaba bien detallado, con algunas indicaciones en ciertas partes del objeto. Parecía ser una especie de circuito de Guardián de Ruinas, pero modificado de varias maneras.

Tomaste el papel, sin pensarlo mucho, y lo observaste unos segundos, memorizando cada minucia y parte del aparato. Cuando terminaste, pusiste la hoja de vuelta en la mesa, para que tus demás compañeros pudieran repetir tu acción.

—Entendido—no esperaste a recibir respuesta de tu jefe, o esperar a tus compañeros, y saliste de la habitación.

Los pasillos estaban vacíos. Aquella base no era tu favorita, pero cuando te pedían que te trasladaras, tenías que obedecer, quisieras o no. No es que no te gustara porque no había mucha gente, o porque te desagradara el frío, al contrario; te gustaban las dos cosas, pero la estructura era de por si... deprimente. Extrañabas la base anterior, era un poco más acogedora.

Sacudiste la cabeza, alejando todos aquellos pensamientos de tu cabeza. Tenías que dejar de quejarte, más en un momento como este.

Te encaminaste hacía el armario general. Allí encontrarías ropa, y el típico antifaz de los Fatui para pasar desapercibida. Aunque también las armas y utensilios para el robo de aquel objeto. No tenías permitido preguntar para que lo usarían o querían, así que te obligabas a guardarte la curiosidad.

Estar en una organización que se dedica al intento de destrucción, y sabotaje de los Fatui, no era de lo más fácil, comenzando por el hecho de que no era legal. Eran simples personas que no los aprobaban, y que tenían claro como el agua en sus mentes, que eran malas personas. Cada uno tiene su manera de pensar, ¿verdad?

Después de vestirte, y equipar todo, saliste de la habitación, topándote de frente con tu superior.

—¿Estas lista tan rápido ______? —preguntó, cruzándose de brazos.

"Y ahí vamos otra vez..." evitaste redondear los ojos ante lo que se venía.

—Hay que actuar lo más pronto posible—tu voz sonó firme, haciendo eco por todo el pasillo.

—Podrá parecer fácil, pero esta misión es sumamente peligrosa. Además de todos los cuidados que hay que tener, y las trampas que debe haber, se encuentran tres de los Once Heraldos de los Fatui, y uno es un gran guerrero. Tartaglia, para ser más exactos—la mirada del hombre se tornó más dura y severa—No contábamos con su presencia justo en aquella base, pero nuestros informes dicen que llegó ayer por la noche para reunirse con los otros dos. Sospechamos que puede saber algo de nuestro plan.

Suspiraste, agotada por tanto sermón. Si lo que quería era asustarte, y hacer que dieras marcha atrás, no lo estaba logrando. Todo lo contrario, de hecho, te estaba incitando más a hacerlo. Y el debería de tenerlo más que claro.

—Es un ser humano, no un Arconte. Podré con él si se da la ocasión—sentiste que estabas yendo al otro extremo de ser segura de uno misma, pero no titubeaste—Sabe más que nadie que soy la indicada para esto. No será ninguna amenaza, o algo que no haya visto antes. Y dudo mucho que sepa algo de nuestros pasos, seguro solo fue casualidad y ya.

El mayor negó con la cabeza ante tu terquedad. No había manera de que cambiaras de opinión.

—Siempre corres grandes riesgos innecesarios.

—No soy yo la que está poniendo los lazos familiares antes que el deber—lo fulminaste con la mirada, y él se tensó.

—Cuidado con esa boca ______. Solo estoy intentando cuidarte. Como tú tío, es mi trabajo; estás bajo mi custodia, y no puedo permitirme perder a mi única familia.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2021 ⏰

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