Capítulo 24

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N.A. Aquellos que ya leyeron el libro, espero que les guste.

Eduardo grito para hacerce escuchar sobre la multitud y subir a unas escalares despejadas de personas y por los aurores de la entrada supieron que era su zona

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Eduardo grito para hacerce escuchar sobre la multitud y subir a unas escalares despejadas de personas y por los aurores de la entrada supieron que era su zona. Subieron y llegaron a un balcón que estaba ahi el ministro de magia Cornalius Fudge platicando con el señor Weasley.

- Ah Fudge -dijo Lucius tendiendo la mando al misnistro- ¿cómo estas? Me parece que no conoces a mi hijo Draco, mis ahijados Thomas y Reachel, mi sobrina Alya y sus amigos, Alex y Vanessa Bonaccord.

- ¿Cómo estan? ¿Y tu querida esposa?

- En casa, dijo que se sentia mal, pero que te manda saludos.

- Permítanme presentarles al señor Oblansk... Obalonsk... al señor... Bueno, es el ministro búlgaro de Magia, y, como no entiende ni jota de lo que digo, da lo mismo. Veamos quién más... Supongo que conoces a Arthur Weasley.

Fue un momento muy tenso. Los fríos ojos del señor Malfoy recorrieron al señor Weasley y luego la fila en que estaba sentado.

- Por Merlin Arthur -dijo con suavidad- ¿qué has tenido que vender para comprar entradas en la tribuna principal? Me imagino que no te ha llegado sólo con la casa.

Fudge, que no escuchaba, dijo:

- Lucius acaba de aportar una generosa contribución para el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, Arthur. Ha venido aquí como invitado mío.

- ¡Ah... qué bien! -dijo el señor Weasley, con una sonrisa muy tensa.

Lucius se dio media vuelta para caminar a sus asientos y sentarse tenso por esos momentos. Los jóvenes se sentaron junto a Lucius y demás personal de ministro de magia.

- Espero y nos avisen si llueve Weasley.

Grito Draco al ver que subian a lo mal alto del estadio, para reirse de su cara.

Un segundo más tarde, Ludo Bagman llegaba a la tribuna principal como si fuera un indiolanzándose al ataque de un fuerte.

- ¿Todos listos? -preguntó. Su redonda cara relucía de emoción como un queso de bolagrande- Señor ministro, ¿qué le parece si empezamos?

- Cuando tú quieras, Ludo -respondió Fudge complacido.

Ludo sacó la varita, se apuntó con ella a la garganta y dijo:

- ¡Sonorus! -Su voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que abarrotaba ya elestadio y retumbó en cada rincón de las tribunas- Damas y caballeros... ¡bienvenidos!¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo dequidditch!

Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordanteshimnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían enfrenteborró su último anuncio (Grageas de todos los sabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cadabocado!) y mostró a continuación: BULGARIA: 0; IRLANDA: 0.

Hermione y Harry Ryddle (2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora