Hikaru Horikoshi siempre tenía un as bajo la manga, o bueno, en este caso, siempre tenía la carta sorpresa, la que todos esquivan y temen, la carta del bufón, la carta del joker.
Hikaru Horikoshi estaba como todos los días de su aburrida vida trabajando en el supermercado en el centro de Tokio. Aguantando las quejas de la señora que decía "¡Esto no tiene el mismo precio que tenía ayer!" y de su compañero de la caja de atrás que le grita que le dé cambio de 100. Estaba agotado mental y físicamente. Cómo una ayuda de los dioses, su jefe vino a pedirle "amablemente" (si amablemente se refería a gritarle y escupirle en la cara) si podía ir a limpiar el baño que se había tapado "misteriosamente". Ahora que lo piensa, no sabe que es peor. Pero claro, aceptó, puesto que es su jefe.
Caminando desganadamente hacia el baño lleno de ese olor vomitivo y sofocante, buscó las cosas de limpieza y empezó a limpiar,. Mientras limpiaba intentando no vomitar en el intento, las luces se apagaron y hubo una especie de temblor. Claro que él, siendo como es, mucha atención no le dió y siguió limpiando.
Finalmente, después de casi una hora, salió del baño, viendo que todo el supermercado estaba completamente vacío. No clientes, no empleados. Nada. "¿Se habrán ido sin mí?" pensó. Salió hacia la calle, y nada, completamente desierto.
Hikaru no lo supo al instante, pero en ese momento, el ya estaba dentro del mundo de Borderland.
