Parte I: Un inevitable encuentro

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Una ardua batalla está por iniciar. Los piratas se preparan bajo la luz de la luna. La isla en la que han desembarcado los recibe con tranquilidad, algo inusual en comparación a aquellas otras islas que han dejado atrás, algunas de esas islas las cuales se han quedado con aventuras, con tropiezos, con almas de compañeros.

Se preparan con provisiones. Descargan de sus navíos sus últimos barriles de ron, y deciden quedarse ahí por un par de semanas. Lo que se avecina será algo que tal vez no puedan olvidar por el resto de sus vidas. Comparten el ron, comparten historias, risas, llantos y sueños. Comparten hasta la más pequeña migaja de pan. Comparten salvo uno que otro pedazo de carne.

Dos grandes tripulaciones están en esa isla: los "Sombrero de Paja" y los de "El Pelirrojo". Nunca habían estado tan cerca. Sólo los capitanes se conocen de años atrás. Eran amigos. Sin embargo, su sueño por encontrar ese gran tesoro, el aclamado One Piece, los ha convertido en rivales. Además, hay una promesa entre ellos. Pero aún no es el momento para entregar ese viejo sombrero de paja. Este momento es para otro vínculo entre éstas dos tripulaciones, un vínculo que ha estado distante desde aquel llamado de la bandera de "El Pelirrojo".

El ron que bajaron de los navíos no fue suficiente. En la isla hay una vieja cantina. Es el momento adecuado para que ambas tripulaciones entren como si fueran a asaltar esa cantina. Están dispuestos a compartir el mismo techo. Son piratas, pero sus ambiciones se quedaron en la puerta. Entran cortésmente. Están dispuestos a compartir el techo así como sus historias, aunque el miedo se lo impide a dos de ellos.

En la barra se sientan tres miembros de los "Sombrero de Paja": capitán, navegante y francotirador. De pie están el espadachín y el cocinero. Los demás miembros están en una mesa cerca de ellos. La espalda del francotirador, encorvada y tensa, apunta como si fuera una mira hacia una mesa algo distante. En esa mesa se encuentra el francotirador de "El Pelirrojo". Se supone que sería un gran encuentro, pero no se han dirigido la mirada. El capitán de los "Sombrero de Paja" trama algo. Estira su brazo pasando por detrás de su navegante para llegar a la espalda de su francotirador. Le da un par de fuertes palmadas.

—¿Qué pasa, Usopp? ¡Yasopp está aquí!

La voz enérgica de este capitán hace que una que otra mirada se dirija a ambos francotiradores alternadamente. ¿Qué se siente ser apuntado por miradas, cuando estás acostumbrado a ser el que apunta?

—¡Luffy! ¡Basta!

La navegante interviene. Sabe que las cosas no van bien. El cocinero también se ve preocupado. El tarro del francotirador ha estado temblando desde que está en sus manos. Su mirada no deja de verlo. Su rostro es inusualmente inexpresivo, contrario a esas manos que no dejan de temblar.

—Usopp...

El capitán percibe la tensión de su compañero. Ya una vez lo había visto así. Aquella vez discutieron por su anterior navío. Esos momentos no se arreglan con palmadas en la espalda, se arreglan hablando. En el peor de los casos se arreglan golpeando, desde el cuerpo hasta el orgullo.

Hay un par de parpadeos en los ojos del francotirador. Acto seguido levanta la mirada y la dirige hacia su capitán.

—¿Eh? ¿Qué dices?... ¡Ah! ¡No pasa nada, Luffy! ¡Estoy bien!

Una gran sonrisa se ve en el rostro del francotirador. La navegante sabe que es forzada. El cocinero sabe que apenas si puede mantenerla. El espadachín sólo lo mira distante. El capitán responde con una leve sonrisa.

Eventualmente uno de los dos francotiradores tendría que dar el primer paso, pues el lugar comenzaba a sentirse tenso, y ninguno de los dos tenía la intención de hacer pasar un mal momento a los demás.

—Usopp...

La voz de aquel francotirador que está a lo lejos, sentado en una mesa, llega como una bala a quien le daba la espalda en la barra. Evidentemente el primer duelo lo pierde el francotirador de los "Sombrero de Paja". No queda de otra: debe dar la cara a su contrincante. Se da la vuelta con temor. Parece una típica escena de padre e hijo. Un padre que va a regañar a su hijo. ¿Cómo es eso posible? ¿Pueden hacer eso después de no verse en tantos años? Había quienes no se habían percatado de que ellos eran familia sino hasta ahora. Los capitanes y algunos subordinados lo sabían, pero no era algo que se corría entre voces. Sólo se sabía y ya. El francotirador de "El Pelirrojo" se pone de pie y sólo hace una señal, alzando la quijada y dirigiendo la mirada hacia la puerta, para después caminar hacia ésta.

Aquel temeroso francotirador se baja de su asiento. Apoya su mano derecha sobre su brazo izquierdo y la frota sobre éste. Es una sensación de escalofríos. Él suele ser cobarde en muchas situaciones. A veces huye, pero sabe regresar. Desde que llegaron a la isla estuvo huyendo de la situación, así que ya era momento de "regresar", haciéndole frente a este encuentro.

El abrigo bajo las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora