Después de la confesión, Zhan quedó sin articular palabra. ¿Cómo podía decir todo aquello sin inmutarse?Así de sencillo, así de sincero. No leía mentiras en sus ojos, y precisamente, ese fue el motivo por el que no decidió salir corriendo.
No era necesaria una explicación, porque ese pelinegro poseía el don de persuadir, de hacerlo sentir tan increíblemente seguro que, por un segundo, creyó de forma ingenua que, empezar una relación con él, era la siguiente puerta que debía tocar.
Por otro lado, era absurdo creer que los sueños se hacen realidad. Ya había sido iluso al creer que su ex esposa era la mujer de su vida, ¿Y en qué había resultado? En un desastre. Le habían roto el corazón de forma tan cruel, que el miedo a aceptar a alguien en su corazón, ganó.
Yibo aún era un perfecto desconocido, sin tomar en cuenta su modo de imponerse. ¿Quién le aseguraba que no lo estaba seduciendo únicamente con la excusa de obtener la ciudadanía?
Estaba a punto de refutar todo, pero debió callarse. Escuchó pasos acercándose hacia la cocina.
- Hablaremos de eso luego - dijo Zhan. - Puedes dejar la maleta de Qing subiendo las escaleras, yo me encargo de llevarla a su habitación.
Sin mediar más palabras, salió. No espero a que Yibo regresara, de todas formas, solo tenía que subir las maletas.
El pelinegro obedeció, y al llegar al segundo piso, escuchó la inconfundible risa de su hija. Le dio curiosidad y entró al cuarto de dónde provenía. En esta, encontró a Qing y Fan Xing haciendo un fuerte con almohadas en el piso.
La habitación de Fan Xing le pareció de ensueño: tenía varias figurillas de aviones colgando del techo, una mesa llena de modelos escala de barcos y naves espaciales, figuras de acción en un baúl de madera y fotos de él con su padre. Le pareció especialmente tierno un dibujo enmarcado con la frase: "Mi papá es el mejor".
- ¡Papá! No te acerques mucho o el fuerte quedará hecho trizas - dijo Qing, saliendo entre varias almohadas.
- No, cariño. Vine a decirte que ya voy a casa. Recuerda que si quieres que venga por ti, no tengo problema.
- Pierda cuidado, señor Wang - dijo Fan Xing al otro lado de la pila de almohadones. - Yo la cuidaré.
- Ja, yo sé cuidarme sola.
- Sí, pero eres una niña, y las niñas deben ser protegidas por los niños. Eso siempre me dice mi papá.
- Pero Yan Li siempre cuida de mi papá y de mí, y es mujer, ¿Verdad, papá? - volteó Qing hacia el pelinegro, sonriendo.
- Es porque Yan Li es astuta.
- ¿Una persona astuta puede proteger a todos aunque sea mujer? - preguntó Fan Xing.
- Hombre o mujer, si una persona está interesada por conservar la seguridad de alguien quien aprecia, hará cosas para lograr su objetivo.
Ambos niños se miraron, pues no entendieron nada de lo que dijo.
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Media hora después, Yibo había tenido una conversación amena con la familia de Zhan, sorprendiéndose de la química en general. El único que parecía no darle atención era el mismísimo Zhan.
No esperaba que hubiera un repentino "sí" de su parte, después de todo, él mismo había descubierto que sus sentimientos no eran broma. Es decir, ¿Qué pasa cuando toda tu vida has estado convencido de algo y al final llega una persona, la correcta, para cambiar tu paradigma?
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Estos niños
RandomXiao Zhan, padre soltero, se debe enfrentar a Wang Yibo, otro padre soltero, debido a una pelea de sus hijos. Sin embargo, debido a la química de sus padres, estos niños forman un pacto para juntarlos. ADAPTACIÓN. Esta historia no me pertenece.