Explicaciones

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- Puse tu cepillo de dientes en la bolsa de a lado, llevas tres mudas de ropa extra, hay un paquete de galletas por si te da hambre y te da pena pedir comida, anoté el número de la casa y mi celular en la libreta de Hello Kitty por si necesitas que vaya por ti, revisé el clima y aparentemente no habrá tormenta, la lámpara de noche está en una bolsa de plástico sellada, tu peluche favorito...

Qing se había aburrido de oír las indicaciones de su padre después de las primeras diez frases, pero comprendía su preocupación, después de todo, era la primera vez que pasarían la noche separados. No tenía miedo de dormir lejos de su cama, irónicamente, temía que fuera el pelinegro quien se pusiera sensible durante el fin de semana.

- Papi, ¿Podemos irnos? - preguntó de la forma más tierna que pudo.

Yibo, entendiendo la indirecta, bajó con ella hasta el auto. Le dijo a Yan Li que no tardaría en regresar y arrancó.

Si era sincero consigo mismo, era un absurdo lo que estaba haciendo a pesar de que la idea fue de Qing. No podía dejar de pensar en la estupidez de su comportamiento con respecto a Zhan. Sí, parecía tonto darle tantas vueltas al asunto, pero la nana había mencionado una verdad durante la semana: si le das mucha importancia a un asunto que "no te interesa", deberías preguntarte porqué sigues aferrado a ello.

Quizá, ser indiferente no resultaba, porque si su corazón tuviera que hablar en su nombre, diría que sus sentimientos no eran normales. En general, haberle dado un beso ya sobrepasaba los estándares de una "amistad", pero, dios...Que confusión.

No había notado que llevaba la mitad del camino recorrido. Soñar despierto no era benéfico, y menos cuando intentaba adaptarse aún a la ciudad. El semáforo cambió y finalmente llegaron hasta la finca de lujo donde vivía Zhan. Aparcó frente al jardín, ayudándole a Qing a bajar las maletas sin problemas, cargándolas con un solo brazo, mientras que su otra mano tomaba la de su hija.

Después de tocar el timbre, la puerta se abrió.

Yibo pensó que lo primero que vería sería Zhan, pero en lugar de él, vio a una mujer pelinegra, con rasgos fenotípicos parecidos a los de Zhan, que les sonreía.

- Hola, ¿Puedo ayudarlos?

- Ah, sí. Estoy buscando a...

- ¡Qing! - se oyó a lo lejos la voz de Fan Xing, quien rápidamente corrió hasta la puerta, notablemente emocionado. - ¡Viniste!

- ¿Qing? - preguntó la mujer. - ¿Es la Qing de la que me hablaste, cariño?

- Sí, tía Xuan Lu. Es ella, y él es su papá.

Yibo sintió un alivio al oír la palabra "tía", por un momento creyó que se trataba de la madre del muchacho; pero su felicidad duró poco porque si ella estaba ahí, eso quería decir que...

- Siento mi falta de modales. Soy Xuan Lu, hermana de Zhan. Tú debes ser Yibo - se presentó extendiendo la mano.

El pelinegro devolvió el saludo. - Un placer. Perdona, ¿Se encontrará Zhan? Se supone que Qing pasará el fin de semana con Fan Xing.

Xuan Lu sonrió de nuevo, mirando hacia su sobrino. - Cariño, ¿Por qué no le dices a tía Ziyi que les dé un plato de pudín a ambos? Pueden jugar en tu habitación.

- ¿En serio? - respondió Fan Xing entusiasta. - Iré a decirle.

- Vamos, pasen. Bienvenidos - dijo Xuan Lu, llevándolos hacia la sala principal.

Al entrar, Yibo sintió como si le hubieran lanzado un balde de agua fría. En la sala se hallaban los padres y la otra hermana de Zhan, incluyendo a este último de paso. Al percatarse de su presencia, cruzaron miradas inevitablemente, con un sonrojo.

Estos niñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora