Se sentía de la mierda, no pudo dormir nada ya que se la paso llorando toda la noche, se sentía patético y asqueroso, ¿Por qué el? Bueno, sabía una cosa y es que la sociedad siempre había sido de esas forma, un repugnante y escalofriante mundo era lo que se veía detrás de aquella gran puerta de su casa.
A decir verdad, se sentía solo, siempre lo hacía pero en esta ocasión ese sentimiento se sentía desbordante pero claro, ¿Quién se va a preocupar por el? Después de tener está personalidad ¿Alguien va a querer ayudarlo? Puff, con tan solo pensarlo se hizo bolita y lloro todavía más, le ardían los ojos, su boca estaba seca, su nariz estaba demasiado roja y su cabeza, joder, su maldita cabeza cada vez dolía más que sentía que iba a explotarle el cerebro. Estaba cansado de esa vida, de esta estúpida y mal vivida vida de a penas 17 años de edad y se preguntaba, si esto es a penas una cosita tan insignificante ¿Qué será de el cuando salga al mundo real? Tan solo pensarlo lo aterraba, había vivido a penas muy poco de lo que realmente es aquella vida la cual mucha gente normaliza ese tipo de situaciones, que jodido.
Suspiró y decidió levantarse de la cama, vio la hora en su teléfono marcaban exactamente las 4:56 p.m junto con varias notificaciones, simplemente las ignoró y entro al baño, vio su reflejo en el espejo y esbozo un gran sollozo.
— Te ves de la mierda, amigo. — Dijo con lágrimas en los ojos, se alegraba de que era sábado pero sabía que de esa si no se podría recuperar físicamente rápido. Sobó sus ojeras, estás se notaban desde lejos, le ardían.
No lo iba a admitir, pero si lo sentía y era que estaba jodido; muy jodido y más jodido cuando escuchó una voz que conocía perfectamente, lo que significa una sola cosa.
La vieja está en casa.
Corrió a su clóset y busco rápido algo que ponerse, entro al baño y azotó la puerta cerrandola, se desvistió y se fue metiéndo a la regadera.
— Maldición, ¿por que hoy tenías que llegar a casa? — susurró por lo bajo olvidando por un segundo su miseria de vida, talló su cabello, enjabono su cuerpo y lo talló con fuerza con una esponja, sonaba estúpido pero tenía la esperanza de que con eso se le quitará
ese malestar de que su cuerpo en si ya no su cuerpo.Termino de rascarse la piel y procedió a frotarse la cara con desesperación, se veía brutalmente demacrado.
Cuando terminó se seco, se vistió y salió de su habitación, bajo por las escaleras y caminó hacia la sala donde seguro estaría su progenitora.— Katsuki, ¿Qué estabas haciendo bañándote tan tarde? — Interrogó mientras pretendía estar atenta a aquel muchacho que tenía en frente. — ¿Metiste a una chica mientras estaba fuera? — Pregunto sarcástica.
— ¿Y a ti que te importa? — Comentó en respuesta a la mujer la cual la veía con una mirada arrogante.
— Me importa mucho Katsuki, sabes que no me gustan las sorpresas. — Se inclinó tomando una taza de te que estaba en esa pequeña mesa al centro de la sala y sorbió el contenido con una sonrisa.
— Ajá, voy a salir. — Habló y en seguida tomó sus llaves y se acercó a la entrada de la gran casa.
— ¡¿En serio me vas a ignorar?! — Gritó parándose de aquel cómodo sillón y siguió a su hijo por detrás de su espalda.
Este solo la ignoró y tomo la perilla de la puerta.
— ¡Katsuki, te estoy hablando maldito mocoso! — Tomó de su oreja y la jaló para traerlo de vuelta a la sala. — Soy tú madre y por eso me debes respeto, ¿Entiendes? Ahora, no me puedes estar ignorando cuando se te de la gana y menos mandarte tu solo. — Dijo una vez ya estando sentada de nuevo en el sillón.

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obsesión - dekubaku
FanfictionBakugou un adolescente que nunca sintió que era el amor sano; en casa sus padres nunca le ponían atención, en la escuela solo lo querían por ser un chico adinerado y por ser bastante atractivo, en redes sociales solo por ser un falso, se sentía tan...