A finales de 1487
Mara vivió toda su vida como una mujer poderosa e influyente, vio a tantos sultanes que subían y morían que hoy no era la excepción. Bayezid era como un nieto para ella, hijo de aquel al que tanto quiso con su corazón, su pequeño Mehmed.
Aún recuerda con nostalgia los días de primavera en los que Mehmed se escondía de sus maestros por miedo a ser regañado. Nunca fue el favorito de sus hermanos ni padre, fue el menor y el que jamás estuvo contemplado en el trono otomano.
— Madre Mara — recordó la primera vez que la llamó así.
Por Allah que la pobre mujer nunca pudo tener hijos, Mehmed era lo único bueno que había encontrado cuando llego al palacio del Sultán Murad. Un pequeño que siempre había sufrido por causa de los demás.
— Ya vámonos madre, ya desapareció la tristeza de este mundo —escuchó la voz de su difunto hijastro, de su hijo.
Todo regresó como un flasback de su vida, desde la primera vez que vio el rostro de su madre, las palabras de su difunto padre y la primera noche que estuvo con Murad. El sollozo de cuando descubrió que era infertil y la primera vez que conoció al pequeño Mehmed. Cuando su amado sultán falleció, cuando Mehmed le pidió su apoyo al alcanzar el trono.
Cuando el pequeño al que crió tuvo a su primer hijo y nieto de corazón, el pequeño Bayezid, al pequeño al que también le dio su cariño, todo llegaba a ella como un sueño.
— Las paredes de este palacio vieron tu llanto madre — dijo aquella voz — es momento de que olvides el dolor y aprendas del amor.
Mara cerró los ojos finalmente, el sollozo del Sultán Bayezid y sus hijos se escuchó por todo el palacio, la mujer que estaba muriendo era la más importante en la vida de aquellos hombres. La abuela de la casa Osmanlı.
Ya me he ido
Ya desapareció el dolor
Ya desapareció la angustia de este mundo
El opresor que robó mi corazón me llama
Los que me vendieron proclaman mi nombre
Los tiranos ya no están para ver mi último suspiro
Soy la eterna princesa que se caso con un sultán para acordar la paz de dos mundos diferentes, ame sus canciones, su lengua y su tierra pero jamás olvide la mía
Al polvo vuelvo, del polvo soy.
Texto inspirado en el personaje histórico de Mara Hatun, una princesa Serbia obligada a casarse para mantener la paz. Estuvo durante la corte de su esposo Murad, influyó durante el mandato de Mehmed ll y del sucesor de este Bayezid ll.
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Saga Sultanas
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