Mihrimah Sultan

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Estambul, 1604

Bajo del barco en el que había recorrido el mundo como una vez se lo prometió a su difunta madre.

Oh Allah que dolor tan grande fue perder a su madre, luego a su padre y finalmente sentir que ya no pertenecía a la corte otomana, aunque para bien o mal de muchos su estatus era por encima que el de todos.

— Mi señora — dijo el Agha del palacio — nuestro señor la espera con ansías en Topkapi, tenerla aquí es un placer.

Mihrimah, el sol y la luna del imperio.

— ¿Mi sobrino bisnieto Ahmed está aquí? — inquirió — por Allah, muero por verlo.

Mihrimah escapó de su vida de sultana años atrás, ser la única princesa otomana sobreviviente a su familia la volvió una mujer poderosa y muy adinerada.

A sus ochenta y un años era una mujer muy vieja y con dolores que jamás en su juventud deseó tener, que hoy a su edad le aquejaban.

— Mi sultana — dijo Handan Sultan ante Mihrimah Sultan — es un gusto tenerla en la capital, en su hogar, en el palacio de sus antepasados.

— Mi padre Süleyman vivió en los aposentos que ocupa ahora tu hijo — dijo Mihrimah Sultan — le deseo un buen y feliz gobierno como a mi padre. Deseo ver los aposentos de mi madre, la difunta honorable Sultana Hürrem.

Handan escuchó mucho acerca de Hürrem Sultan, la Haseki Sultán que hizo temblar a la corte otomana y a las hermanas del sultán, la única Haseki Sultán que logro que las sultanas de nacimiento le hicieran reverencia.

— Su madre Hürrem, fue una gran sultana y para todos nosotros murió como lo que fue, la Magnífica — dijo Handan Sultan hacienda una reverencia — pase porfavor.

Aquella reverencia no era obligatoria, pero conocía el peso del nombre de aquella sola mujer, Mihrimah Sultan, la antigua Valide.

— Mahpeyker Hatun porfavor llama a mis pequeñas sultanas — ordenó Handan Sultan.

Mahpeyker Hatun acato la orden por la Valide y fue por las niñas, hijas de la sultana.

Ambas caminaron por el palacio directo a los aposentos que ahora ocupaba Handan, los aposentos que ocupo una vez su madre, luego ella, luego la serpiente de Nurbanu, luego Safiye.

— ¿Tú eres Ayşe verdad? — inquirió Mihrimah al ver a una pequeña — Oh te pareces tanto a Hümasha Sultan.

La pequeña sultana sonrió.

— Hatice Sultan — dijo la otra pequeña — yo también soy una sultana.

— Oh pequeña — dijo Mihrimah — que no hermosa eres.

"Atención Su Majestad Sultán Ahmed l"

El joven sultán llegó ante la Valide Sultán y Mihrimah Sultan, sonrió a su madre y tía bisabuela. Tener a una persona tan importante que convivios con el poderoso sultán lo tenía muy asombrado.

— Mi sultana — dijo Ahmed l quién posteriormente beso su mano — es un honor para mí tenerla aquí, la sultana que ha visto a tantos sultanes.

La familia Imperial estaba frente a la poderosa Mihrimah, la que hoy era un símbolo en el imperio y para todos. El símbolo de su padre y los logros que el sultán tuvo en el pasado, ella lo representaba todo.

— Le presento a mi gözde — dijo Ahmed l — Mahfiriruz Hatun.

Mihrimah observó a la gözde de su sobrino bisnieto, se parecía mucho a la que una vez fue la sultana olvidada de joven, a Mahidevran Gülbahar Hatun, la eterna Hatun.

— Eres joven y hermosa — dijo Mihrimah — que tu futuro sea bendito.

— Ella espera un şehzade fuerte y sano mi sultana — dijo Handan Sultan — el primer hijo de nuestro sultán.

— ¿No tienes más gözde? — inquirió Mihrimah — mi difunto sobrino Murad tuvo muchas mujeres.

Mahpeyker Hatun estaba ahí, disimuladamente miró al sultán, al joven y manipulable sultán ante ella.

— ¿Tu nombre? — inquirió Mihrimah ante la presencia de Mahpeyker Hatun.

La joven miró a la Sultana Handan pidiendo permiso para hablar.

— Mahpeyker mi señora — dijo la joven.

— Me recuerdas a alguien del pasado — dijo sonriendo — a alguien a quien quise mucho, solo que tu cabello no es igual al de ella.

Sonrió.

Ahmed tenía una familia junto a su madre, hermanas y con sus gözde llevaría a la familia Imperial a dejar un legado como el de su padre y el de la suya, un legado que quedó en el pasado.

— Süleyman l era Magnífico — dijo Mihrimah a su fiel sirvienta — espero que la familia de Ahmed y él lo puedan ser.

Tuvo un presentimiento que aquella criada haría historia tal como su madre lo hizo una vez, que Mahpeyker o la que tendría un nuevo nombre en el futuro sería tan poderosa como su madre.

— Ella me recuerda a Mahidevran Hatun — dijo entre susurro para su criada — su futuro será tan deprorable si hace las cosas mal y el şehzade que lleva en su vientre tendrá un futuro como el de mi difunto hermano Mustafa.

Bien dicen que la historia se repite una y otra vez

Bien dicen que mi historia no es como la de los demás

Mi nombre es Mihrimah, la Sultana del sol y la luna

La hija de un poderoso sultán

La hija del Magnífico

La hija de la Sultana Hürrem

Soy Mihrimah, la poderosa sultana.

¿Sultana? — inquirió — ¿Sultana?

Los ojos de Mihrimah Sultan se habían cerrado para siempre en el lugar que siempre quiso dormir para siempre y soñar, soñar eternamente.

— Oh por Allah, la Sultana Mihrimah ha fallecido, nos ha dejado — dijo Handan Sultan al tocar su cuello — que descanse junto a su familia.

                         
                         ***

Los cabellos rojos de aquella mujer alegraron su corazón, Mihrimah estuvo detrás de ella mientras la dama que estaba junto a ella parecía tener la piel más joven, y una vestimenta que jamás recordó verle.

İnmediatamente sus manos rejuvenecieron frente a ella, vio su rostro en el agua y era tan joven como nunca lo había sido, ya no era vieja. Su piel era como la porcelana.

— ¿Estamos en el paraíso sultana? — pregunto Mihrimah — ¿Estoy soñando o es un presagio de Allah?

Hürrem río, oh la risa de su difunta y querida madre.

— Ya no más Sultana ni Sultán — dijo Hürrem — Ya no más, aquí no hay títulos ni poder.

Lo vió, era él.

— ¿No es así Mehmed? — inquirió el alma de su madre.

— La tristeza del mundo desapareció Mihrimah, el dolor y las lágrimas se fueron. Ya no más corona ni poder — dijo Mehmed — ven a nosotros, ya desapareció.

Hürrem y Mehmed estaban frente a ella.

Süleyman, Selim, Bayezid, Cihangir, Abdullah, Ayşe Hümasha, Hümasha y todos a los que amo estaban frente a ella esperándola.

— Que todo el imperio y el mundo sepa que Mihrimah Sultan ha fallecido como lo que fue, una gran y poderosa sultana — dijo Ahmed l.

Mihrimah será la eterna sultana.







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