Cuando te pierdes

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Este relato muestra lo que para mí significa la depresión, es crudo y duro, tal como pretendo mostrarlo. Estar siendo consumido o consumida por una enfermedad como es la depresión es duro y muchas veces solitario. Con esta historia quería demostrar cómo se siente una persona que lucha día a día con su propia mente.


Nota de la autora

Este relato muestra lo que para mí significa la depresión, es crudo y duro, tal como pretendo mostrarlo. Estar siendo consumido o consumida por una enfermedad como es la depresión es duro y muchas veces solitario. Con esta historia quería demostrar cómo se siente una persona que lucha día a día con su propia mente.

Pero, por favor, si te sientes así, busca ayuda profesional. Sé que se puede salir de ese pozo y estoy segura de que lo conseguirás. Siéntete libre de contactar conmigo pues no estás solo o sola en esta lucha.

Espero que disfrutes el relato y me muero de ganas por saber tu opinión, muchas gracias.


«La mayor gloria de la vida no reside en no caernos nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos» - Nelson Mandela.

«La mayor gloria de la vida no reside en no caernos nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos» - Nelson Mandela

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Sé que estás ahí, pese a que has entrado en mi vida sin yo invitarte y sin yo desearlo. Te noto en el borde de mi mirada, oigo tus pasos detrás de los míos y siento tu frío aliento a mi lado cuando trato de dormir.

¿Quién eres? ¿Qué es lo que esperas de mí?

No tengo nada que ofrecer. Solo soy una carcasa vacía que vive de forma automática. ¿Acaso tengo algo que aportar a tu existencia?

Sin embargo, aquí continúas. Esperando. Expectante.

Deberías darme miedo, pero yo ya no siento algo tan trivial como es el miedo. En mi corazón no anidan las emociones y mi cerebro ya no se siente capaz de procesar nada más que la sucesión de los días.

En cambio, tu compañía comienza a agradarme.

Tenerte a mi lado, aunque no hables ni respires, supone para mí un alivio porque así ya no estoy sola. Poco a poco encuentro en tu pequeña presencia una sensación tranquilizadora y comienzo a darte más de mí. Descubro que, conforme más tiempo estoy contigo, menos color hay a mi alrededor. Pero ¿quién necesita el color cuando tu vida ya es un fundido en blanco y negro?

Y tú estás radiante, feliz porque yo te abra un hueco en mi corazón.

Dejas de formar parte del escenario de mi cuarto y te vuelves algo real, tangible. Ya no tengo que jugar a buscarte por el rabillo del ojo, ahora te muestras frente a mí tal cual eres y me siento plena al verte.

No puedo evitar sonreír al ver que ya no estoy sola.

Vas y vienes de mi vida como si verdaderamente no te importase. Tampoco puedo culparte por hacerlo, porque menos aún me quiero yo.

Principio y FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora