1-... Eres un tarado.

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Sukuna Ryomen, era un joven apuesto en el último grado de instituto, tenía un hermano gemelo quien era mucho más sociable que el, aún que claro que el era popular y formaba parte del equipo de baloncesto, tenía su grupo de amigos, Satoru, Geto, Choso y Mahito, tenía calificaciones envidiables y tenía la universidad asegurada, aún así todas, pero absolutamente todas las chicas morían por el y sus amigos... Y a Ryomen le gustaba aquella sensación.

Yujii, el hermano gemelo de Ryomen no formaba parte de aquel grupo de popularidad, nunca le importó y no quería ser halagado hasta porque suspiraba, así que el, Megumi y Nobara tenían un perfil bajo, así mismo como Sadashi Kaminase, una chica no muy alta, pero tampoco muy baja, de cabello largo y rojo, de cejas definidas y una perforación en una de ellas, más las perforaciones de su oreja derecha que daban su look, sus ojos pequeños, rojos carmesí y con su brillito especial. Yujii tenía la suerte de que ella viviera justamente en el mismo barrio que ellos, así que iban y volvían juntos del instituto, incluso a veces Sukuna se daba el tiempo de llevarlos en su auto, aún que claro, si el pasaba la noche ahí y no donde sus follamigas.

Ellos se habían conocido cuando Sadashi había llegado al barrio junto con sus padres, Sukuna desde muy pequeño fue algo burlon y arrogante, pero también era protector y tierno, nunca dudó en ir en ayuda de su hermano y su mejor amiga cuando algún mocoso más grande que ellos les molestaba. Claramente Sadashi creció con ellos, pero... Sukuna cambió, Yujii cambió y ella también, luego solo mantuvo amistad con Yujii y a principio de año habían conocido a Fushiguro Megumi y Nobara Kuguisaki... También habían conocido al padre de Megumi, digamos que Sadashi tuvo un pequeño -gran- crush con Toji Fushiguro ¿Y quien no? Digo, es simplemente un Dios griego.

Al igual que los años anteriores, Sadashi luchaba por salir de sus cómodas y calentitas sábanas, pero su madre le había amenazado con no hacer sus pastelitos favoritos para cuando ella llegará, así que con un gran pena en su alma y con mucho sueño puso sus pies en la fría madera, Sadashi había pasado la noche en vela por la pequeña ansiedad de volver al instituto, era su último año y tenía que hacer un esfuerzo para tener las mejores notas que los años anteriores, bueno, también fue porque se quedó mirando su anime favorito y para ver como el Sexy capitán Levi le daba una gran paliza al mono gigante.

Con pereza se dirigió al baño y lavo su cara, luego hizo sus necesidades y cepillo su cabello dejando dos pequeños mechones a los costados de sus mejillas, vistió una polera de tirantes negra con una imágen de una pantera negra y una camisa a cuadros rojos, junto con unos pantalones rasgados y unas simples vans negras, coloco un poco de rímel en sus pestañas y delineador de ojos, no le gustaba mucho ir maquillada, mayormente porque hacía calor y aquello se corría o sudaba demasiado en la clase de Física.

—¿Iras con el joven Yujii?— preguntó su padre leyendo el periódico, justo en el momento en que la pelirroja tomo asiento. 

—Eh... Si yo creó, no lo sé.— respondió dando una mordiscada a la tostada con nutella que su madre había dejado en plato.

—Dale saludos de mi parte y al Joven Sukuna tambien.— su madre sonrió para luego perderse en su lugar favorito, su preciada cocina que su esposo le construyó.

Sadashi asintió mientras ponía los ojos en blanco y su padre soltaba risitas, Zico , el padre de Sadashi sabía que ella y Sukuna no lograron llevarse bien y aún no lograban establecer una amistad, solo era un saludo cortó o miradas burlonas cuando su padre charlaba con los padres de los gemelos, inclusive cuando las dos familias cenaba en la misma mesa a Zico le llegaban patadas por debajo de la mesa, era un verdadero caos cuando uno de los dos le hacía algo al otro, se desataba un infierno en la tierra.

Zico era alto y de cabello rojo, suele usar una coleta baja, usaba unos lentes pequeños y tenía sus ojos de un rojo brillante, al igual que una pequeña barba notoria, muy guapo y sus vecinas buscaban alguna excusa para que le arreglará algo dentro de sus casas o autos, claro que Allison -Madre de Sadashi- no dudaba de la fidelidad de su esposo, sabía que no la engañaría y que ella tampoco lo haría, porque ambos estaban tan enamorados del uno al otro, que no habían ojos para las demás personas del mundo.

Mariposas de Colores [Sukuna Ryomen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora