2-... Ven, charlemos un rato

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Bien, si era de esperar que a veces Sukuna le encantaba fastidiar a Sadashi, a tal punto de arruinar más que algún ligue que estaba a punto de llevarla a una relación tóxica, pero solamente Ryomen sabía que con tipo de chico se estaba metiendo y no quería verle llorando dentro de su cuarto por dos semanas enteras, tampoco quería escuchar las quejas de su hermano y escucharle todo el día en como golpearía a aquel tipo.

Sukuna le quería... Y ¡Diablos! ...

Y aquí podemos observar a una Sadashi con la cabeza baja, con una mueca molesta mientras escuchaba a su madre regañar sobre un coqueteó que no fue bien visto. Aún que el coqueteó era broma, Sadashi nunca coquetearia con un hombre que posiblemente fuera su padre.

Aún que no estaría mal tener un Sugar Daddy... No lo sé, solo lo digo.

—Si mamá ya lo entendí ¿Puedo ir a mi cuarto ya?— rodó los ojos fastidiada.

—Esta bien, ve, pero si me entero otra vez que estás-...

—Okey si mamá, ya lo comprendí porque estuviste dos malditas horas dándome una estúpida lección de vida.

—Jovencita, no uses ese vocabulario conmigo.— advirtió apuntando con su dedo índice.

A lo que ella sonrió forzadamente antes de subir las escaleras, luego sintió la risilla roca y burlona de su némesis.

Al llegar la noche Zico fue a su habitación, tocó la puerta y escucho la voz de su hija, entró dejando el pequeño sándwich de jamón y masajeó los hombros de la pelirroja, quien estaba sentada al frente de su laptop terminando alguna tarea.

—¿Quieres que te traiga algún regalo?— preguntó con delicadeza.

—No realmente, solo que llegues bien.— dijo tomando la mano de su padre entre las suyas, sin despegar su vista de la pantalla.

Ahora, ¿Como diablos le decía Zico a su hija que el propio Sukuna Ryomen le cuidaría durante tres o cuatro días? Era cierto que Sadashi cumpliría su mayoría de edad dentro de dos meses, que no necesitaba de un niñero que le cuidé, pero su madre era demasiado sobre-protectora a tal punto de ser sofocante.

—Dilo ya pa, que sucede, conozco ese silenció.— hablo cerrando de su cuaderno.

—Tu madre le pidió a Sukuna que te echara un ojo mientras nosotros no estamos.— soltó con suma lentitud.

Sadashi estaba con su mano tapando su boca, sus ojos achinados y apretando sus labios...

«¿Que mi mamá hizo qué?»

—Me veré en la obligación de hacerle vivir a Sukuna un infierno, porque simplemente no me enviaron donde los abuelos, prefiero ver como tejen a ver la cara fea de ese.

Zico rió:— No seas así con él, ve sé que te quiere mucho, quizás por eso te delató o por celos.

La pelirroja hizo una mueca extraña.

¿Sukuna celoso? ¿Celoso de que ella coqueteara con alguien? No lo sé Rick...

Luego de esa pequeña conversación, Sadashi busco su pijama, lavo sus dientes y quitó los rastros de maquillaje, luego simplemente hizo lo mismo que todas las noches, ver de su anime mientras era molestada por Yujii.

No era por no querer responder sus mensajes, si no era porque estaba lo suficientemente afanada observando la pantalla.

Luego dieron las tres, las cuatro y finalmente cayó en cuenta que eran las cinco de la mañana, bufó antes de salir de su cama y dejar su laptop en el escritorio, luego bajo por algo de comer a la cocina, quizás por un pastel o un vaso de agua.

Mariposas de Colores [Ryomen Sukuna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora