Capitulo 2

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Desperte en cuanto senti que el carruaje se detenia, había llegado a mi nuevo hogar. Ya no sería más Ayşe Hafsa la princesa de la Dinastia Giray, ahora sería solo la esposa del principe Selim. Es aqui donde se acaba la vida de niña que tuve durante 15 años, ahora me convertire en mujer, seré la madre de muchos principes si Alláh me lo permite.
Baje del carruaje con la delicadeza y elegancia que siempre me ah caracterizado, sin duda mis ojos se encontraron con un hermoso paisaje, mi nuevo hogar era tan hermoso como mi padre me conto.
En cuanto camine unos pasos me encontre con una mujer ya mayor de edad, ella hizo una reverencia y me condujo al interior del palacio, hasta detenernos frente a una gran puerta, la cuál al abrirse revelaría un hermoso aposento decorado con colores cálidos que encaban perfectamente con el clima del lugar. Al ingresar me encontre con la presencia de dos mujeres, una mujer ya madura y la otra una joven quizás solo unos años mayor que yo, pero sin duda ambas eran hermosas. Después de dudarlo un poco, hice una reverencia, nunca antes había hecho reverencia a una persona que no fuera mi padre, pero tenía que entender que esto era parte de mi nueva vida.
La mujer más vieja se acerco hasta mi y me levanto el mentón para mostrarme una cálida sonrisa.
-Bienvenida princesa Ayşe Hafsa.
-Gracias.
-En verdad eres tan hermosa como la gente cuenta. -dijo la joven mirandome con una severa sonrisa.
-No tan bella como ustedes- dije con una voz dulce.
-Ven sientate con nosotras. Como estuvo tu viaje.
-Tranquilo Hatun, fue largo el trayecto pero gracias a Alláh ya estoy aquí.
-Hemos mandado a preparar unos aposentos para que descanses. Lo necesitaras para cuando conozcas a tu marido.
-Gracias. El principe Selim está aquí, en el palacio. - pregunte con nerviosismo y curiosidad.
-Asi es, mi hijo esta en el palacio. Pero no podrás conocerlo, en estos momentos él se encuentra ocupado.
-Esta en sus aposentos con una concubina, como lo mandan nuestras leyes. - dijo con soberbia, la joven.
Al escuchar esas palabras mostre una ligera y amarga sonrisa. No podia entender como el principe Selim estaba con una concubina, en lugar de venir a conocer a su esposa. Además Aynisah Hatun parecia no estar complacida del todo con mi llegada, y eso me preocupaba, no queria tener problemas al inicio de mi llegada. Aunque la actitud y hospitalidad de la otra mujer me tranquilizo, mi padre siempre me dijo que si alguién podia protegerme en este lugar era ella, Gülbahar Hatun la mujer más poderosa en el harén después de la muerte de Emine Gülbahar, aunque ella aún no ostentaba el titulo de Valide Hatun, era la que controlaba todo a su alrededor.
***
Había tenido una noche dificil, sin duda era extraño no dormir en mis antiguos aposentos. Aunque no podía quejarme, los aposentos que escogierón para mi eran muy comodos. En cuanto el sol aparecio, decidí que quería dar un paseo para conocer mejor el palacio, pero mis planes se vieron terminados cuando una criada me informo que Gülbahar Hatun requería mi presencia.
Le pedi a Bellinay que me ayudara a prepararme, escogimos un hermoso vestido azul que combinaba a la perfección con las joyas que me entrego mi padre como regalo de bodas.
Al ingresar a los aposentos de la Hatun, me encontre con su cálida sonrisa, sin duda me recordaba a mi madre Reyhan Khatun, aquién Alláh había llamado a su lado demasiado pronto para mi pesar.
También estaba Aynisah, quién seguía mirandome con indiferencia, creo que nunca podremos tener una buena relación.
-Luces muy bella el día de hoy Ayşe.- dijo Gülbahar mientras me invitaba a sentarme a su lado.
-Aunque sigues pareciendo cansada. Acaso no fue de tu agrado los aposentos que escogimos para ti.
-Nada de eso. Los aposentos son muy comodos gracias. Es solo que al ser mi primera noche aquí no estoy acostumbrada.
-Lo mismo me paso a mi, cuando llegue por primera vez. Con el tiempo todo será más sencillo, el palacio de Trabzon ahora es tu hogar.
-Alláh mediante asi será.
-Por cierto Ayşe, hemos pensado que ya no necesitas de la ayuda de tus antiguas criadas. Nosotros te brindaremos nuevas criadas para que esten a tu lado.
-Agradezco lo que quieren hacer por mi, Pero no es necesitario. Hatun, si me lo permite me gustaria conservar a mis criadas, eh estado tanto tiempo con ellas que no creo ser capaz de confiar en alguién mas.
-Eso es imposible, ahora eres parte del Imperio Otomano y existen reglas que no puedes romper. Por mucho agradecimiento que les tengas a tus criadas ellas tienen que irse.- dijo Aynisah con prepotencía.
-Hatun, no es mi intención romper ninguna regla. Pero realmente me gustaría conservar a mis criadas, Bellinay ah estado conmigo desde que naci, fue la criada de mi madre y al morir ella se convirtio en mi criada, realmente le tengo aprecio y no me gustaría que la alejaran de mi lado.
La Hatun observo a Aynisah por un momento y después me miro con ternura para decirme que aceptaba la petición que le hacia. Conservaría a Bellinay y a las demás criadas a mi lado. Antes de que Aynisah pudiera objetar la decisión de la esposa de su padre, anunciarón la presencia del principe Selim.
Cuando escuche pronunciar su nombre, no pude evitar sentir tanto miedo, tanta angustia. El corazón me latía más rápido de lo normal, realmente me preocupaba la reacción del principe al verme, y me angustiaba descubrir que no me agradaría mi marido.
Antes de que entrara hice una reverencía, mi mirada estaba fija en el suelo, quise apartarla y levantarla ante su majestad pero no podía, realmente temblaba de miedo al saber que por fin conocería a mi esposo.
Cuando ingreso lo primero que hizo fue saludar a su madre y a su hermana. Pude sentir como su mirada se posaba en mi, me observaba detenidamente.
-Selim, ella es la princesa de Giray. Llego ayer por la noche. Tu esposa por fin esta aquí hijo.
En cuanto la Hatun pronuncio estas palabras, el principe no dudo en acercarse a mi y tomar mi mentón con su mano, para levantar mi rostro con lentitud. Cuando por fin pude ver su mirada, me quede cautivada y al parecer a él le sucedio lo mismo, acariciaba mi rostro con tanta delicadeza, mientras su mirada seguía fija en mis ojos. Después de varios minutos salio de los aposentos para diriguirse a resolver los asuntos del Estado, sin siquiera dirigirme una palabra. Acaso tan desagrabable había sido para el principe conocerme, realmente me vio como una simple concubina a la cual no le presto la más minima importancía.
Todo ese día había decidido estar en mis aposentos, quería pensar para tratar de entender la actitud del principe Selim conmigo. Quizás no había sido de su agrado, o quizás peor, tal vez él ya estaba enamorado de alguién más y yo no tendría oportunidad en su vida.

AYŞE HAFSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora