Capitulo 3

88 10 2
                                        

Habían pasado ya dos dias desde que conocí al principe Selim, y no lo había vuelto a ver. Tenía entendido que había salido a resolver unos asuntos con su padre el Sultán Bayezid ll.
En esos días no hice más que pensar en él, cuando lo mire note que no se parecía en nada al hombre que había imaginado, sus ojos no reflejaban esa dureza de la que todos hablaban. Y aquel desinterés que sentía por aquél hombre que habían escogido como mi esposo, había desaparecido, esperaba volver a ver al principe pronto. Queria aclarar con él por qué me habia escogido como su esposa y por qué me habia ignorado de tal manera. Necesitaba que entendiera que yo no era una esclava como el resto de las mujeres que habian en el harén.
Por la mañana después de desayunar junto a Gülbahar Hatun como lo hacía desde mi llegada, pense que era el momento de conocer el palacio.
Me dispuse a recorrer cada rincón de mi nuevo hogar en compañía de Bellinay y Bahar quien fuera la mujer que me recibiera a mi llegada y la odalisca de Gülbahar, además de ser la encargada de mantener el orden en el harén.
En cuanto puse un pie dentro del lugar,  las mujeres que habían ahí dentro no tardarón en ponerse de pie formando una fila y haciendo una reverencía. Comenze caminar y a observar a cada una de ellas, unas eran más jovenes que otras, otras quizás más hermosas. Pero en especial me llamo la atención una joven, que estaba llena de joyas, sin duda era bella, pero arrogante, como se atrevía a murmurar en mi presencía y a reir junto con otras esclavas mientras me miraban con ojos de superioridad. Fije mi atención en ellas para que notaran que las observaba y asi guardaran silencio e hicieran reverencía como las demás, pero no lo hicieron, lo cual ocasiono mi enfado inmediato.
-Todo esta bien princesa.- pregunto Bellinay mientras observaba a las mujeres.
-Señorita Bahar. ¿Quienes son ellas?.- pregunte sin dejar de observarlas.
-Son concubinas del principe Selim, Hatun. La muchacha que tiene las joyas, es Ayşe la Gözde del principe.
-Dime algo Bahar es ella quién estuvo con el principe Selim en sus aposentos, el día que llegue al palacio.
-Asi es Hatun.
-Y esta permitido que por ser la favorita del principe Selim, se haga tal falta de respeto a una princesa y a su ahora esposa. Acaso no todas las mujeres que estan en el harén deben de hacer reverencía al entrar yo a este lugar.- dije con prepotencia y autoridad en mis palabras.
-Por supuesto que si Hatun.
-Y que esperas para que esas concubinas hagan lo mismo que las demás.
-Ayse bajen ahora mismo de donde están.
Las concubinas no tuvieron más opción que obedecer las ordenes que les dieron. Y bajaron de inmediato hasta nuestra presencia.
-Pasa algo señorita Bahar.
-Acaso han olvido las reglas del harén. Ya olvidarón la educación que se les enseña.
-Por supuesto que no Bahar. Pero dinos que hemos hecho, para merecer este regaño.
-Yo se los dire, han faltado el respeto a mi presencía, han ignorado que tienen frente a ustedes a una princesa, a la esposa de su principe Selim. Se han atrevido a verme con arrogancía, ustedes unas simples esclavas.
-Sentimos mucho lo sucedido princesa.  No volvera a pasar, perdone nuestro comportamiento.- comento una muchacha de cabello rubio y ojos verdes.
-Por supuesto que no volverá a suceder. Porque la próxima vez no estoy dispuesta a perdonar tal falta de arrogancía, ni siquiera a ustedes, a las favoritas del principe. Quedó claro.
-Si princesa. -respondierón al unisono las concubinas, excepto aquella que decían era la favorita de mi esposo, esta joven no dudo en verme aún con arrogancía, sin duda esta concubina realmente podría llegar a ser un dolor de cabeza para mi.
Llevaba una semana completa en mi nuevo hogar. Me dedicaba a dar paseos por el palacio, el jardin se había convertido en mi lugar preferido, habían demasiadas flores y eso sin duda me encantaba, me recordaba a mi antiguo hogar. Aunque habia ocasiones en las que me aburria, en este lugar no podia saber nada de lo que sucedia en el exterior, no podia opinar de politica, ni conversar con alguién que no fuera una mujer. Extrañaba a mi padre y a mi hermano Mehmet, ellos siempre me contaban todo, hablaban de lo que sucedia. Mi padre me enseño como se debia manejar un gobierno y en ocasiones me pedia que lo ayudara a resolver los asuntos, y mi hermano el siempre cuido de mi y me enseño grandes cosas.
Pero ahora todo eso se habia acabado, aqui nadie permitia que las mujeres se  entrometieran en los asuntos del gobierno. Asi que tenia que acostumbrarme a mi nueva vida aunque no me agradara la idea. Ni mucho menos las personas con las que convivia ahora, en especial Aynisah, desde mi llegada supe que no estaba de acuerdo con mi presencia y ese no era un secreto todos en el palacio lo sabian, y aunque jamás pense en tener problemas con algún miembro de la dinastia Otomana, estaba decidida a demostrarle que no me importaba lo que ella dijera, yo era una princesa y no me humillaria ante nadie en este palacio. Lo habia dejado claro desde que ingrese al harén y recorde a esas mujeres cual era su lugar, en especial a la favorita de Selim, realmente me había disgustado mucho el conocerla, esperaba no volver a verla. Pero al que si me interesaba ver nuevamente era al principe Selim, quería aclarar para mi, cual sería mi nueva situación en el harén.
Así que mientras pensaba esto, decidí tomar una rosa para conservarla a mi lado, pero esta callo al suelo en cuando senti que una espina había atravesado mi piel. Al diriguirme a tomarla, me encontre con unas manos que rozarón las mias por un instante y al levantar la mirada, pude observar nuevamente esos ojos tan profundos, que se quedaron clavados en los mios por varios minutos, hasta que me percate de mi falta de respeto al no hacer la acostumbrada reverencia. Y no dude en bajar mi rostro, para que el principe no se disgustara. Pero apenas baje mi mirada, el tomo nuevamente mi menton y lo levanto para que nuestros ojos se volvieran a cruzar.
-Realmente eres más hermosa de lo que recordaba.
-Gracias.- me mostre apenada por estas palabras y tome en mis manos la rosa que me ofrecia y que minutos antes yo habia tirado por descuido.
-Puedo acompañarla en su paseo, si me lo permite.
-Será un honor.
Ambos comenzamos a caminar por todo el jardin, nos quedamos atrapados por casi medio día en nuestra platica. Realmente no se parecia aquién había imaginado, era tan distinto que costaba creer que era el mismo hombre del que se hablaban tantas injusticias.
Había llegado la hora de separarnos, pero antes de eso, me pidio que me dirigiera a mis aposentos ya que había un regalo por nuestra boda. Sin dudarlo llegue apresuradamente a mis aposentos y al ingresar me encontre con un lindo cofre, el cual tenia un mensaje del principe.

Mi querida princesa Hafsa, espero que te guste el regalo que eh mandado especialmente para ti. No se compara con tu belleza, pero desde el primer día que te mire, no eh dejado de pensarte. Espero que cuando lo uses te acuerdes de mi, de este principe que se ha convertido en esclavo de tu belleza.
       Selim

No podía creerlo, el principe Selim se había enamorado de mi, desde el momento en que me vio. Será que yo también estoy enamorada, o solo quiero asegurarme de tener una buena pocisión en este palacio. Cual fuera la respuesta me hacia sentir feliz. Al abrir el cofre me encontre con joyas realmente hermosas, una corona que parecia tener diseños de hermosas flores, un collar, aretes y un brazalete todos ellos hechos de diamantes y rubis rojo profundo.
Mi sonrisa se hizo más grande cuando me informarón que el principe me esperaba en sus aposentos.
Sin dudarlo mire a Bellinay quien también sonreia, le pedi que me ayudara a estar lista.
Había decidido usar las joyas que me había regalado, quería que supiera que habian sido de mi agrado y que siempre las conservaría. Todo estaba listo, camine por el pasillo en compañía de Bellinay y mis demás criadas, estaba muy nerviosa, realmente nunca antes me había sentido así. Había decidido que llevaría puesto mi vestido preferido aquel de color rojo, que dejaba resaltar el tono blanquesino de mi piel. Antes de ingresar mis criadas, se apartarón lo suficiente de mi, ya que hasta ahí podian acompañarme
Realmente me encontraba muy angustiada, mi corazón latía igual o mas rápido a la primera vez que conocí al principe. Sentía que mis piernas no resistirian y caeria al suelo, pero antes de que eso sucediera, se abrieron las puertas de los aposentos del principe, asi que comenze a caminar y pude escuchar como las puertas se cerraban detrás mio. Hoy sería la primera noche de muchas que compartiría con el principe Selim.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 22, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AYŞE HAFSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora