»1. SADE«

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Narrador

Ella se llamaba Sade Vance, o al menos a sí le pusieron sus padres, pero nunca se lo dijo a nadie fuera del orfanato, en cambio todos la conocían como Tiaret Earnshaw o solo Tay. Nadie sabía de dónde venía, ni siquiera ella misma, no sabía quiénes eran sus padres, no sabía más que sus dos nombres. La habían dejado cuando era una bebé a las puertas de un orfanato y ahí se crió hasta que tuvo la mayoría de edad y pudo irse.

Ahora tenía unos veinticinco años y un departamento que había estado abandonado, hasta arriba en un edificio casi vacío, solo tenía dos vecinos unas plantas más abajo.

Sade no tenía amigos, no tenía familia, no tenía a nadie, y sus únicas actividades eran ir a su trabajo en un supermercado y regresar a casa a dormir.

En casa no tenía mucho. Solo un colchón viejo, algunas cobijas, una hielera, un horno de microondas, una tele vieja a blanco y negro, una almohada y un gato gris llamado Tax. No necesitaba mucho en realidad.

Tay tenía el cabello castaño, muy rizado y corto, ojos oscuros, piel bronceada y muchas pecas en la nariz, también era delgada, de estatura promedio.

Sade

La mañana transcurría como cualquier día de la semana en esta tienda aburrida. Mi única actividad era tomar las cosas de algún cliente, pasarlas por el escáner y cobrar el dinero. Me quedaba aproximadamente una hora para terminar e ir a casa, pero sinceramente no tenía nada a qué regresar, más que a darle algo de comer a mi gato.

–Tay– Me llamó el gerente de la tienda mientras yo pasaba una lata de frijoles por el escáner– Ven a mi oficina.

Solo asentí y seguí con algunos de los productos de aquella mujer mayor. Al terminar recibí el dinero y ella se fue con sus cosas. Cambié el turno con un chico llamado Tyler y fui a la oficina del gerente, Gary.

–Si, bien, siéntate– Pidió señalando la silla frente a su escritorio.

Hice lo que pidió y luego solo miré su fea cara, parecía estar cansado o algo así.

–Me dijeron que llamaste a un cliente... Pendejo ¿Es verdad?– Preguntó y me encogí de hombros.
–Yo dije “¿Eres pendejo? ¿O te haces? Osea... Le pregunté– Contesté con seriedad y él pasó sus manos nerviosamente por su cara.
–Tiaret no puedes hablarle así a los clientes– Me regañó él y después procedió a darme un discurso enorme sobre por qué no debería hacer eso.

Ni siquiera puse atención, solo veía su oficina y algunos retratos de él con sus hijos y su esposa. Se veían felices.

–¡Earnshaw!– Me llamó y lo miré rápido– ¿Entendiste? No puedes hacerlo de nuevo o tendré que despedirte.

Solo asentí y él suspiró agotado, luego me señaló la puerta para que me fuera. Pasé a tomar algo de comida para gato y luego de pagar me quité el chaleco del supermercado y salí de ahí directo a mi casa. Caminaba entre las calles hasta un lugar en medio de la nada, en dónde estaba mi edificio, subí las escaleras a varios pisos pero me detuve en el cinco, escuchaba gritos dentro de un departamento y de pronto salió un sujeto y chocó conmigo. Era un hombre alto, de ojos marrones y piel blanca, traía una chaqueta café, una navaja en una mano y una rebanada de pizza en la otra.

–No viste nada– Dijo cerrando la puerta detrás de él.

Lo había visto antes, en un bar de mala muerte cerca del centro, me parecía que su nombre era Will... Wayne... ¡Wade! Ese era. Después solo se alejó y yo seguí mi camino por las escaleras. Buscaba mis llaves en mi bolsillo y después de abrir y entrar a casa, escuché a Tax maullar mientras se acercaba.

–Hola pequeñín– Susurré buscando su plato de comida.

El gato me ronroneaba y se pasaba entre mis pies mientras yo le servía con dificultad su comida. Últimamente mis manos no me obedecían mucho, era como si todo el tiempo estuvieran temblando levemente y no sabía por qué, debería ser por beber tanto café, había tomado unas tres tazas cada mañana, eso era mucha cafeína.

Después de darle de comer a Tax salí por la ventana a las escaleras para incendios, desde ahí podía ver la ciudad, o algo de ella. Saqué un cigarrillo y me puse a fumar hasta que se consumió por completo.

A medida que la noche caía se iban apagando algunas luces de casas a lo lejos y en un momento, un muchacho salió corriendo de algún lugar, siendo perseguido por policías armados. Yo veía la escena desde mi lugar VIP, era muy loco... Hasta que le dispararon varias veces al que seguramente era un ladrón, y este cayó al suelo manchando todo de sangre. Suspiré y tiré la colilla del cigarro, luego solo entré a casa de nuevo para ir a acostarme. Encendí la televisión para que me diera sueño y había un programa de concursos que se veía muy aburrido. Afortunadamente funcionó para hacerme dormir, pero lo que soñé, o más bien, recordé, no fue muy agradable.

//FLASHBACK//

Debía tener unos diecisiete años más o menos cuando me corrieron del orfanato, aún faltaban algunos meses para ser mayor de edad y poder irme por mi cuenta, pero no fue necesario. Sacarme a la calle fue lo menos que pudieron hacer después de mi “Acto terrorista de huérfana resentida con la sociedad” como lo llamaron los directores del orfanato. Pero no fue mi culpa. Un idiota llamado Aaron no paraba de presumir que estaban a punto de adoptarlo, y yo estaba harta de que lo mencionara en mi cara como si fuera una burla. Y en el momento en que mencionó que jamás conocí a mis padres y que probablemente mis padres no volverían por mí, yo me enojé mucho y tomé una pluma de la mesa en la que él estaba recargado, ni siquiera lo pensé dos veces y con fuerza se la clavé en la mano. Él gritó mucho, sangre manchaba el suelo y todos los demás niños lloraban. Pero yo me quedé ahí viéndolo, sin decir o hacer nada hasta que llegó la mujer que nos cuidaba.

Ese día me hicieron tomar mi única cosa material que tenía en el mundo, mi sudadera, y me llevaron a la comisaría, pero afortunadamente los nuevos padres adoptivos de ese idiota no levantaron cargos. Obviamente los directores me echaron a la calle y desde ahí viví en lugares distintos, trabajé mucho, robé un poco, pero llegué hasta donde estoy ahora... Básicamente en el abismo de la incertidumbre y la pobreza. Pero no me quejaba.

TRASH- DEAD POOL (AJAX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora