»ESCUELA PARA NIÑAS REBELDES«

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Sade

Estaba sentada de nuevo en el Sister Margaret´s School for Wayward Girls, con Tyler, insistió en invitarme un trago y al parecer eso era lo que paraba el temblor de mis manos, como dijo la doctora, era un calmante.

–Vas a ponerte mejor– Dijo Tyler con nerviosismo.
–No– Contesté con seriedad tomando mi botella– Y no me importa morir.

Seguí tomando mi bebida, una cerveza tras otra. Veía el bar, a las personas riendo, a un señor de traje elegante observándome, a Wade hablando con una chica de cabello muy corto.

–Tengo que irme a casa, pero mañana veremos qué hacer, pensaremos en algo– Dijo Tyler dejando dinero en la mesa para cuándo pidiera la cuenta– El cáncer no es tan grave.

Solo asentí y se fue, pero regresó unos minutos después. Rodé los ojos y levanté la mirada, pero para mi sorpresa no era Tyler, era el hombre de traje elegante con cara de tarado y secuestrador de menores.

–Buenas noches señorita, me llaman agente Smith– Se presentó y luego se sentó en la silla de enfrente– He escuchado sobre su lamentable situación, pero no tiene por qué ser el final.

Esperemos que si sea el final, que aburrido vivir más años.

–Me encargo de reclutar a gente con diagnósticos terminales como el de usted– Explicaba y yo bebía otra cerveza– Se están llevando a cabo algunas pruebas en humanos, muy efectivas y si acepta, podríamos convertirla en la próxima Black Widow.

¿Por qué querría yo eso? Black Widow ni siquiera era tan cul, tenía estilo, pero no quería ser como ella.

–No necesita pagar nada, tendrá lo que necesita y podrá ayudar a la investigación– Seguía diciendo y yo no estaba segura– ¿O tiene algo mejor que hacer en este tiempo que le queda?

Oh mierda, touché, tenía razón, no había nada que hacer, no tenía dinero, no tenía familia, no tenía nada y mucho menos, algo que hacer en este tiempo, más que dar pena ajena y lástima. Además ya iba a tener dolores insoportables ¿Qué más daba?

–Si no se siente cómoda– Decía él sacando una tarjeta y poniéndola en la mesa– Puede llamarme otro...
–Acepto– Lo interrumpí y me miró raro, no parecía creerme– Vamos ahora, como ya dijo, no tengo nada más que hacer.
–¿Quiere pasar a su casa por alguna cosa?– Preguntó sorprendido y también negué– Okay... Venga conmigo.

Nos levantamos y lo seguí, igual ya me iba a morir, así que no podría ser peor que esto.

–¿Tiene familiares? ¿Alguna mascota? ¿Alguien?– Preguntó y negué con la cabeza– Suba a la camioneta por favor.

Estacionada en la calle había una camioneta negra de las que se usaban en los secuestros, así que me subí.

–Firme esto– Dijo él mostrándome una hoja que ni siquiera leí y firmé rápido– ¿Cuánto tiempo le queda de vida?
–No sé wey, ya cállate– Contesté con seriedad y aquél hombre me miraba muy raro.

Un rato después entró a la camioneta otro hombre con un saco negro en la mano.

–Con permiso– Decía el reclutador mientras el otro me ponía el saco en la cabeza.

Ya no veía nada pero no me asusté, solo me quedé en silencio todo el camino, que fue largo, muy largo. Al final me bajaron, me quitaron el saco de la cabeza y me subieron a una camilla para después amarrarme a ella. Había varios hombres y mujeres que no parecían ser doctores ni nada de eso, pero llevaban jeringas o equipo médico en carritos.

–Sospecho que no tienen permiso para estas pruebas– Dije viendo el lugar, era un asco, en el sentido en el que todo estaba sucio y en el de que el edificio parecía casi el interior de una alcantarilla.
–El gobierno no está preparado para tal avance científico– Explicó el reclutador mientras entrábamos a otra sala.

TRASH- DEAD POOL (AJAX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora