Capítulo N°3: Otro día, un concierto

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A veces me duele aceptar que soy así, me duele aceptar que soy ingenuo y que las personas me pasen así por encima. Me cuesta aceptar que la vida no es como yo deseo, pero me consuela saber que lastimosamente es así para todos. Duele saber que tu personalidad o carácter no es lo suficientemente fuerte como para enfrentar la vida, porque la vida duele, duele vivirla y duele ser así.

A veces no mantenemos la vista en alto porque no sabemos cómo hacerlo. Las personas como yo no nos excusamos ni nos escondemos de cosas vagas, puede que para ustedes parecen insignificantes, pero el hecho de cómo miramos las cosas nosotros, las situaciones, la vida, es diferente. El miedo a equivocarse, la sensación de miedo, la acción de valentía implica muchísimo para nosotros, no porque simplemente seamos cobardes, si no porque hay alguna situación en la vida que nos implicó llegar hasta aquí, a la desconfianza, al miedo, al desconsuelo. El miedo nos arrastró a ser como somos.

No somos cobardes porque queremos serlo ni tenemos poca valentía porque no la buscamos, somos porque la vida nos arrastró a algo así, a ser así. Soy porque ella me demostró que las diferencias sí valen y yo soy tan diferente a ella como lo es el mar del viento.

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Otro día, otro día en que me he tenido que ir caminando, nadie ha podido ir a recogerme a la preparatoria y como siempre, he perdido el autobús.

Ha pasado ya una semana desde que los amigos de Megan y prácticamente también ella se han burlado de mí. Evan ha intentado ayudarme y me lleva con sus amigos, y aunque quiere hacer el bien, estar con ellos solo está empeorando la situación, porque me doy cuenta que no encajo.

Hoy el día de clases fue normal, a excepción de los recurrentes amigos de Evan que me han rodeado. Me he topado en casi todas las clases con Megan, pero me ignora, como si no existiera. No sé por qué creí que algo cambiaría entre nosotros, si ni siquiera hay un nosotros, solo un yo, un yo enamorado de Megan, la insensible chica que jamás se fijaría en mí. Que ironía.

Voy por la acera y a lo lejos escucho una motocicleta. Por el camino, ruego que no sea ella, pero como la mala suerte me ama y la buena suerte memoria, escucho a mis espaldas:

—¿Te llevo? —Me pregunta. Es Megan, que ahora avanza lento en la motocicleta.

—No, gracias. —Nooo, que he dicho. Los nervios me han ganado. *Daniel, está bien. No seas patético.*

—Si así lo quieres —finaliza y se marcha a todo dar en la motocicleta.

¿Qué? ¿Así nada más? ¿Ni pregunta por segunda vez? Claro que no, es demasiado mala como para rogarle a alguien.

Me recrimino en mis adentros y lucho con mis pensamientos que me dicen que he hecho bien.

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Estoy con Evan, esta vez debo acompañarlo a un concierto, tiene su propia banda y hoy tocan en un bar de la ciudad. Esta vez no salgo con la intención de ver a Megan, aunque muy en el fondo deseo que sea así.

No Daniel, no seas estúpido, esa chica ni siquiera te toma en cuenta. —Me alertan mis pensamientos, pero siempre parezco intentar ignorarlos.

Nos preparamos y lo sigo en el vehículo de mi padre, él ha tenido que llevar a los de su banda en su camioneta.

Llegamos al bar y está apestado de gente, la banda es muy popular aquí, debo admitir que son muy buenos.

Evan me avisa que debe ir tras el escenario para prepararse y hacer prueba de sonido. Me alienta a que lo espere en la barra mientras él termina su concierto.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2021 ⏰

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