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—Saludos al príncipe heredero. —reverenció delante del niño, su entonces mirada tan centrada en él era bastante molesta por lo que optó por bajar la mirada al suelo e inclinarse delante de él—. Prosperidad y gloria para su futuro reinado.

—Betsabé. —su tonalidad de voz fue seria y su mirada se dirigió a ella.
La concubina se preguntaba mentalmente por qué el príncipe demostraba una conducta así, como si algo le estuviera molestando. ¿Se trataba de Orión?, nunca antes había demostrado una clase de comportamiento igual con los demás sujetos que residen en el palacio.

—Su nombre es Orión. —aún así prefirió por ignorar aquello –fue su primer gran error– —. Él es nuevo en el palacio.

—Ya veo. —el heredero miró al chico pelinegro, de arriba a abajo. Analizándolo con demasiado cuidado notando entonces la cruz que aún prevalecía en su cuello y que desafortunadamente la camisa no podía tapar por completo.

Es solo un sucio esclavo

Se sintió más aliviado de saber que no se trataba de algún noble.
Un esclavo. Una persona que estaba condenada a vivir bajo los pies de él y su adorada Betsabé. No tendría ni tampoco debería de sentirse amenazado por él ni por su belleza.

Podría ser guapo, pero la marca en su cuello lo arrastra a una vida de tormentos y de sufrimientos para toda la eternidad.

—¿Athanasio? —ahora el niño sonreía de mientras observaba al expríncipe detenidamente.

—No es nada. —dijo devolviendo su entonces mirada a ella; fue directo a su cintura para abrazarla con poca fuerza, ella accedió aún estando un tanto confundida por ese cambio tan drástico de expresiones y de emociones del pequeño niño—. ¿Puedes mimarme ahora?

—Por supuesto que sí. —ella inicio entonces con los miles de besos sobre su mejilla. El lápiz labial quedaba marcado, pero luego se encargaba de quitárselo con un pañuelo suyo guardado siempre en el bolsillo de su vestido. Sus ojos estaban cerrados, los de ella. Él observaba a Orión, con sus brillantes ojos y su sonrisa burlona, demostrándole quién era para su señora y cual era su lugar en su corazón.

Yo soy su niño consentido. Tú eres un simple esclavo destinado a ser nada

Como lo sospechaba desde un principio. Todos sus pensamientos eran así. Su señora estaba rodeada por monstruos, uno que era el creador de todo un infierno y otros dos que estaban en proceso de crecimiento.

¿Por qué ella perduraba al lado de ellos?

¿Por qué ella los trataba como su familia?

𝐁𝐄𝐓𝐒𝐀𝐁𝐄────who made me a princess?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora