Capítulo XXII

53 4 2
                                    

—¿Black, estás aquí? Black...

—Que raro, no está...

—¿Dónde se habrá me...?—Ve una hoja que fue empujada del mesón por el viento que entró por la puerta hasta caer al piso. Goku la toma y la lee.

Si lees esto, quien quiera que seas, no te preocupes por mí. Mejor preocúpate por lo que le llegue a hacer al malnacido que tiene a Granola atado a una silla. Quizás vuelva mañana o quién sabe, no me busques porque estoy seguro de que no sabrás donde estoy...

No leyó lo demás y se apresuró al final para ver si era suya.

Atte: Black.

—¡Uigh, siempre es lo mismo! ¡Siempre, siempre, siempre!

—¿Qué pasa? A ver, dame eso—Le arrebata el papel, el cual estaba algo arrugado luego de que Goku lo apretujara enojado.

—¡¿Por qué es tan impulsivo?! ¡Es increíble que no lo puedes perder de vista porque va a liarse a tiros con un mafioso!

Termina de leer—Mmh... Goku...

—¡¿Qué?!

—Oye, no me hables así, yo no tengo la culpa. Cálmate y escúchame... él está vivo.

—¿Qué?

—¡Granola está vivo! ¡Por eso Black no está! ¡Kami, ¿no lo entiendes?! ¡Está vivo!—Soltó el papel y abrazó a Goku, su amigo aún estaba vivo.

El peli-palmera correspondió con bastante fuerza, también se alegraba que el menor estuviera aún con vida. Tanto que se le olvidó que estaba molesto porque Black fue a pelearse con un criminal.

Y ahora que hablamos de Black...

Ellos estaban ya a varios metros de una posible salida. Sin embargo, Armando había echado gasolina a toda la redonda del lugar, haciendo que apenas el centro esté menos dañado y esta vez no habría otra salida, pues todo detrás y a los laterales opuestos a donde se dirigían estaba una pared de llamas.

Ya habían escombros por los alrededores, estos obviamente desparramando cenizas aún prendidas, las cuales se levantaban cuando la madera golpeaba el suelo.

El humo se volvió aún más negro.

El calor era abrasador y eso estaba en su contra. Los tres sentían que sus fuerzas se estaban yendo con la temperatura, se estaban sofocando allí dentro.

Shallot, quien estaba un poco más atrás se sentía cada vez más mareado. Y eso no era nada bueno para nadie.

Sus movimientos se hacían más torpes y terminó por tropezar, cayendo al suelo. Ni Black ni Baji lo notaron, pues estaban ya algo alejados de él.

Ambos llegaron a una puerta metálica, la cual estaba cerrada desde fuera.

—¿Ahora qué hacemos?

—No lo sé... era nuestra única salida, Shallot tú—Voltea y no ve al mencionado—¿Y Shallot?

—Pero si estaba... iré por él, tú cuida a Granola, Black.

Black se sentó en el suelo y Baji le entregó el cuerpo del agente, este arrancó parte de su camisa manga larga y la colocó cubriendo su nariz y boca, corrió hacia atrás, perdiéndose entre el humo y de la vista de Black.

—¿Ahora cómo salimos de aquí?—siente como su ropa es algo apretujada, voltea y ve que Granola, aún sin despertar se sujetaba a él. Lo pegó a él lo más que pudo, estrechandolo en un abrazo.

Se les estaba acabando el tiempo y las ideas. ¿Qué harían ahora?

TOXIC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora