Capítulo 14

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—¿Vienes o qué? —me grita Emilio varios metros por delante de mí.

Me estoy dejando la vida por seguirle el ritmo. Estoy jadeando. Madre mía, este hombre quiere matarme.

—¿A qué viene tanta prisa?

Se gira y corre hasta mí.

Lo miro frunciendo el ceño.

—Cuánta energía de buena mañana.

Se ríe y se va haciendo un esprint. En cambio, yo voy arrastrando los pies. Da un rodeo para no perderme de vista y vuelve a meterle el turbo.

—¿Cómo lo haces para ir tan deprisa?

Corre de espaldas hasta ponerse delante de mí y seguimos hablando.

—Me imagino a alguien persiguiéndome con un hacha.

Apenas le falta el aire.

—¿Cómo? —exclamo—. ¿Estás de coña?

Niega con la cabeza y me sonríe con descaro.

—Así que tu forma de relajarte es imaginarte a alguien persiguiéndote con una maldita hacha.

Se ríe mientras corre de espaldas.

—Pues funciona. Así voy mucho más rápido.

—Ahora todo tiene sentido —replico, resollando—. Ahora todo encaja.

—¿Qué encaja?

—Te duele la espalda porque tu masajista te la deja siempre hecho polvo para tener una excusa para volver a follar contigo.

Sonríe burlón.

—Tu técnica para relajarte es imaginarte que te van a matar con un hacha.

Se ríe.

—Y sales todas las noches. Es normal que estés estresado.

Me sujeta de la camiseta y me besa en los labios.

—Menos mal que te tengo a ti para echar un polvo y relajarme, ¿no?

—Exacto —jadeo.

Tenemos que dejar de hablar. No puedo correr y hablar a la vez. ¿Qué clase de atleta olímpico se cree que soy?

—¿Qué ejercicio me recomendarías hacer? Para relajarme, digo —pregunta mientras aminora el paso y corre a mi lado.

Tras pensarlo un momento, digo:

—Aerobic acuático.

—Ja, ja. No soy tan viejo.

—Un poco viejo sí que eres —bromeo entre jadeos.

—¿Quieres que echemos una carrera?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque la persona que te persigue me ha clavado el hacha en los pulmones y voy a morir en cualquier momento. Espero que sepas reanimarme.

Se ríe entre dientes.

—Qué flojo eres.

Echa a correr a toda pastilla y yo arrastro los pies y lo veo dar vueltas por Central Park con una sonrisa. En ningún momento me pierde de vista.

Emilio Miles no solo está en forma, sino que, además, está buenísimo.

Y suerte para mí.





* * *

The Scale [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora