Capítulo 11

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Giro la cuchara, me la meto en la boca y chupo la Nutella mientras miro la tele embobado.

Son las cuatro de la tarde y sigo en pijama. Hoy ha sido una mierda. Después de despertarme como en una nube junto al hombre más atractivo del planeta, el jefe idiota ha tenido que hacer acto de presencia y cargarse el momento.

Si soy sincero, me arrepiento de no haber ido a desayunar a su casa, pero, al mismo tiempo, me alegro porque de lo contrario no me habría enterado de lo de Elian.

Follan.

Detesto que me moleste. Detesto estar encariñándome cuando es obvio que él no siente lo mismo por mí.

Vuelvo a meter la cuchara hasta el fondo del bote de Nutella. El chocolate se me deshace en la boca y me distrae momentáneamente.

Miro la tele como si estuviera en trance. Estoy viendo una peli de miedo. Las comedias románticas, mi género favorito, están tachadas de la lista. Recuerdo cuando conocí a Emilio y me dijo que no creía que las comedias románticas reflejasen la realidad.

¿Me estaría advirtiendo? ¿Seré un romanticón con la cabeza llena de pájaros?

¿Sentirá algo por Elian? ¡Y qué más da! Es idiota.

Déjalo ya. Deja de pensar en él. Es un mujeriego narcisista que se acuesta con quien le da la gana cuando le da la gana. Echo un vistazo a mi pisito y me invade la tristeza. Si yo le gustase, le daría igual dónde estuviéramos; querría estar conmigo aquí y en cualquier parte. Pero le ha faltado tiempo para irse corriendo.

Repaso mentalmente la discusión de esta mañana.

«Nadie me trata tan mal como tú, Joaquin».

«¡Porque te lo mereces! Menos mal que estás forrado, Emilio. Te va a hacer falta. Porque nadie te aguantaría gratis».

«Eso ha sido un golpe bajo».

¿Me habré pasado? ¿Habrá sido un golpe bajo? Probablemente, pero ¿qué esperaba? Y no me creo que nadie lo trate tan mal como yo. Si trata a los demás como me trata a mí, dudo mucho que lo aguanten. No serán tan tontos, ¿no?

«No busco una relación».

Indignado, golpeo el cojín que tengo en el regazo. Nunca cuatro palabras me habían humillado tanto.





* * *





El lunes por la mañana, tomo el ascensor para ir a la última planta. Fijamos esta reunión la semana pasada para conocer al detective privado, pero es lo último que me apetece hacer ahora mismo.

Lo que en realidad me apetece es olvidar a Emilio Miles, olvidar que llegué a conocer al bueno de Ramiro..., o como narices quiera que lo llame. Me he dado cuenta de que van juntos en un lote y, por desgracia, no puedo tener a Ramiro sin Emilio, aunque solo quiera a Ramiro. Así que voy a hacer lo mejor para mí: voy a cortar lazos. Me niego a tener una relación sin compromiso con Emilio solo para ver cómo Ramiro asoma la cabeza de vez en cuando.

Sería fácil... Demasiado fácil.

Pero sé que mi corazón no lo soportaría. No estoy hecho para el sexo esporádico.

Yo no soy así.

Voy a ser profesional e intentar concentrarme en el trabajo. Si no tuviese que verlo sería mucho más fácil, pero es lo que hay. Tengo que aprender a lidiar con ello. Él no se va a ir a ninguna parte y a mí me encanta mi puesto.

The Scale [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora