"Beautiful Mistakes" 🍷Jasper, Carlisle & Adhara🍷

"Accidente"

Capítulo 5.

Una semana después.

No entendía porque Bella se había puesto así por el pariente de las escobas; apenas había regresado esta mañana y ella había ido detrás de él como fiel mascota a su dueño. Habíamos estado acercándonos más, teniéndonos confianza y bastó con que yo hiciera un mal chiste de ese hombre para que ella se enojara y olvidara todo lo que habíamos conseguido.

Por otro lado.
Me había dado cuenta que si había condenado a Jessica. Al menos, un poco... puesto que, había cumplido su mayor miedo.
No voy a ocultar lo divertida que me resultaba la situación, las carcajadas internas que me ganaban al mirarla; la manera en la que se humillaba un poco de atención, sus intentos fallidos de hacer reír y que la gente simplemente le diera una mirada rápida.

—¡Hola!
Una voz un tanto aguda me sacó de mis pensamientos. Parpadeé dos veces, giré la cabeza en su dirección y mientras la mirada volví a despertar mis sentidos, nos encontrábamos en la sala de clases. Debajo de mis manos se encontraba un libro abierto.

Se trataba de una chica pálida con el cabello corto no más allá de sus orejas, delgada y con una sonrisa encantadora. Parecía un duendesillo.

—Hola —respondí con un movimiento de cabeza y volví a mi libro.

—Soy Alice, tú debes de ser Adhara.
Emmett y Rosalie hablan mucho de ti —volvió a hablar ladeando su cabeza con una seguridad increíble, es más, se acercó y me dio un abrazo como si nos conociéramos de antes. De toda una vida.

Espera un momento...
¿Emmett y Rosalie? ¡Genial! Toda la familia Cullen eran vampiros.

—Un gusto, Alice —dije sin saber que hacer con mis manos. Suspiré y le di unas suaves palmadas en la espalda, en ese mismo momento la campana sonó y Alice me soltó.

La observé alejarse de mi, agitaba su mano en forma de despedida, asentí y le di una pequeña sonrisa; esa pequeña duende era extraña.
Me agradaba.

—¡Joder! Déjame tranquila, maldita sea —chillé tocando mi cabeza.

Mi padre seguía intentando contactarme y yo seguía ignorándolo. Levanté la mirada y frente a mi se encontraba Bella con una mirada culpable, sabía lo que iba a decir.

—Lo siento —dijo frente a mi.

No dije nada, es más, seguí caminando.
Mi mayor defecto era ser muy orgullosa y resentida, eso jamás iba a cambiar.

En el almuerzo vi a Jessica haciendo el ridículo, ya nadie le hace caso, los Cullen no despegaban la mirada de mi y si, Bella aún no lograba que yo le hablara. Dudo que lo haga hoy, solo la dejaré en su casa y no le dedicaré ni una sola mirada.
Así de inmadura.

Estando en la misma mesa en el comedor, Bella lo intentó nuevamente:
—Adhara, realmente lo siento ¿bien? No debí...

—Cierra ya la boca —respondí interrumpiéndola con una mala mirada—, es realmente patético que reacciones así por un idiota pariente de las escobas que te trató peor que a la mierda y peor, que te atrevas a llamarte mi "amiga"... —la miré de arriba hacia abajo—. Si así reaccionas por un mal chiste... será mejor que te mantengas alejada de mi —me levanté furiosa y salí de la cafetería.

Sentía cómo el fuego quería salir de mi ser, di grandes bocanadas de aire para poder calmarme, estaba harta de los estúpidos mundanos, mejor hubiera ido con alguno de mis chicos, ellos si han demostrado su amistad y su lealtad.

...
Al salir me recargue en mi auto, esto es horrible, cada vez me controlo menos y eso es realmente es malo; no quiero perder el control frente a un mundano, no de nuevo.

—Un dolar por tus pensamientos..
Escuché detrás de mi.
Emmet caminó a mi, él y todos sus hermanos.

—Hola, oso —saludé en voz baja.

Me miró preocupado y se acercó a abrazarme.

—Estoy bien, oso —susurré y le devolví el abrazo.
Sabía que él no pensaba lo mismo.

—Quiero que vengas a casa, te quiere conocer el resto de la pandilla.

Mire a Jasper y negué.
—No quiero incomodar a nadie, Oso.
Tranquilo, de verdad estoy bien —me excusé y me separé de él.

Emmet juntó nuestras frentes y me sonrió.
—Por favor osita, nos darías una razón para usar la cocina —insistió haciendo una broma.
Reí y cerré los ojos.

—Esta bien.

—¡Esa es mi osita! —exclamó, me cargó y me dio vueltas.

Reí y me agarré bien de sus hombros un poco asustada.

—Solo tengo que llevar a Bella a su casa y voy a la tuya, ¿vale? —dije cuando mis pies volvieron a tocar el suelo.