nuestros días de juventud

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los años habían transcurrido, bokuto y akaashi habían pasado por muchos momentos difíciles, discusiones, incluso se pelearon justo antes que bokuto emprendiera un viaje a alemania para un partido. no habían hablado en dos semanas y en ese tiempo, ambos se extrañaron demasiado. una vez que el famoso jugador volvió, hablaron todo con calma y se entendieron, respetando los puntos de vista de cada uno.

akaashi a veces temía demasiado que el amor se terminara, de hecho, le aterraba. amaba demasiado a bokuto, lo amaba tanto que el amor se le salía del pecho, y por eso, temía que se agotara, de no ser suficiente para él o que el de ojos ámbar terminara aburriéndose de él.

sin embargo, con el paso del tiempo comprendió que, amaba a bokuto, y eso era suficiente, ¿no? no sabía cuanto iba a durar, pero habían pasado por todas las dificultades existentes y lo amaba, amaba su esencia, su forma de tratarlo y pensar. su físico sus gustos, sus habilidades. no se había enamorado solo de él, sino de su alma, y no pensaba cambiar eso.

a pesar del miedo de akaashi a abandonar el sitio donde vivían, con ayuda, pudieron ir viajando a sitios mucho más lejos. bokuto no dejaba de sonreír mientras el viento lo despeinaba. su sonrisa era radiante, a la par de su rostro. miraba por la ventana del bus y exclamaba: "¡mira, akaashi! ¿lo ves? ¿no es increíble? ¡es hermoso!".

sí, lo es" pensaba keiji mirando al amor de su vida tan feliz. besó su cien y con la cámara de kōtarō, sacó fotos del paisaje. le había contagiado sus afecciones y estaba feliz de empezar otras nuevas. ese viaje fue fantástico, conocieron mucha gente y se rieron un montón.

al cabo de dos años, ya habían visitado china y otros sitios cerca de su país, pero bokuto quería más (sin presionarle), aunque ya había visitado algunos continentes, hacerlo solo o con su equipo no era lo mismo, quería descubrir mundos de la mano del de lentes, si este se lo permitía.

akaashi accedió. estaba un tanto asustando cuando subió al avión. nunca había subido en uno, normalmente tomaban largos trayectos de auto o buses, y si salían de japón tomaban barcos incluso. observó como bokuto casi se dormía plácidamente. él estaba acostumbrado, había pasado por muchos aviones y estaba de una pieza (aunque le faltaban algunas en la cabeza). ¿por qué el no podría?

su estancia allí, en italia, fue genial. akaashi probó mucha comida y vieron monumentos increíbles. estaba feliz de estar allí con kou, acompañándole y guiándole. sacaron muchas fotos, rieron, tuvieron sus momentos de intimidad y, cuando se quisieron dar cuenta, ya estaban yéndose.

pero, sin duda, lo mejor fue llegar a casa. se tiró al sofá, y observó ese mar, mientras bokuto sacaba una pizza de la cocina. se quedó hipnotizado, y comprendió que, para él, el mejor lugar del mundo era ese. no importaba cuántos lugares visitaran. su hogar estaba allí, la persona más importante para él estaba ahí. incluso los días nublosos eran felices, y no necesitaba irse muy lejos para ser feliz.

mientras disfrutaba de la soledad y el mar, se quedó pensativo observando las olas. bokuto fue por detrás de él y lo sorprendió con un beso en la nuca y un abrazo. la soledad estaba bien, pero saber que pasara lo que pasara, bokuto lo cuidaría, le gustaba mucho más. 

soledad y el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora