꧁𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨꧂

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Permíteme tomar tu espalda como lienzo, incluso si bellas imperfecciones yacen en ella.

Permíteme tomar tu espalda como lienzo, incluso si bellas imperfecciones yacen en ella

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○ Emma ○

Las pinceladas acariciando mi piel, haciendo mi piel tal y como la de una gallina. "Dime que me amas" es lo que te pide mi mente internamente en este momento.

Cada pincelada que das con tus manos pálidas y delgadas dejan manchas de tu amor en mi espalda. ¿Alguna vez querré borrarlas? Me gustaría que esto fuera para siempre.

El atardecer ilumina nuestro cuerpo, sentadas en dos banquillos de madera con tus materiales de arte a un lado.

¿Qué estás pintando en mi espalda? No tengo idea, solo quiero que sigas y sigas, déjame ser tu lienzo por el resto de la vida y haz lo que quieras en mi espalda, es toda tuya. ¿Quieres lastimarme? ¿Vas a lastimarme? Oh cariño, eso no me importa ahora mismo... solo hazme de tu propiedad mediante tu pincel rozando mi espalda.

Norman tenía razón cuando decía que me estabas aflojando un tornillo, hiciste a la chica optimista una chica obsesionada.

Pasas el pincel por la mezcla de pintura para volver a mi espalda, acabas de llegar a mi espalda baja, sinceramente mi corazón está a mil por segundos en este momento, lo único que cubre mis pechos es una manta blanca que me diste para que cubriera mis pechos si me hacia sentir incómoda.

Acabas de dejar el pincel junto los materiales. Me quedo callada mientras pienso el porqué paraste, mi espalda mi pide a gritos tu mano sosteniendo tu pincel.

Aprieto la sábana Blanca en mis pechos por los nervios, sin observar hacia atrás lo que estás haciendo.

Siento el tacto de tus dedos en mi espalda, como difuminado partes de la pintura con tus dedos. Mi piel se eriza ante tus toques y la sangre sube a mis mejillas.

Una vez más llegas a la espalda baja, sigues difuminando y abro mis ojos con sorpresa al sentir tus manos en mi cintura dando caricias de pasión.

- ¿Qué haces? -te pregunto en un hilo de nervios. Seguramente Ray se burlaria de mi ahora mismo.

- Tranquila antenita... -me respondiste susurrando en mi oído.

Dejaste plantadas tus manos en mi cintura y dejaste caer tu quijada en mi hombro, mientras susurrabas cosas sin sentido en mi oreja.

De repente siento calor en la habitación y empiezo a sudar, a lo que tu sueltas una risilla apenas audible.

Empecé a temblar un poco por los nervios sin darme cuenta dejando caer la manta que cubría mis pechos, mi rostro se hizo rojo de la vergüenza al darme cuenta, te miré de reojo notando tus mejillas enrojecidas ante el pequeño accidente.

I Will Save You! Emma X Lectora (Fem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora