Chapter II

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El joven detective no pudo evitar ponerse algo nervioso cuando vio que la pantalla de su teléfono móvil se iluminaba. Ran le estaba llamando y precisamente ahora mismo no se veía con demasiadas fuerzas para hablar con ella. Llegó a dudar por un instante mientras terminaba de abrocharse los últimos botones de la camisa pero en el último momento decidió coger la llamada.

 "¿Sí?

"¿Shinichi? ¿Estás bien? – escuchó la débil voz de su compañera de clase al otro lado del teléfono.

"Claro.. ¿Por qué lo preguntas?

"No sé… antes te marchaste con tantas prisas que…

" Tenía que ver al Profesor.. ya te lo dije.

"Ya, pero… se suponía que habíamos quedado… ¿Podemos vernos y hablar mañana después de clase?

" Ran.. es que.. no sé si voy a poder.

Ni siquiera supo por qué le mintió. Aunque sabía que no sería suficiente, en su defensa podría decir que por un breve instante llegó a sentirse como si no hubiera tenido el completo control de sus propias palabras. Mañana después de clases no tenía nada que hacer. Sentía que se le estaba formando un nudo en la garganta al mismo tiempo en que por alguna razón que por el momento desconocía, algo le estaba causando cierto rechazo a la hora de tratar con su amiga de la infancia.

"Ya veo.. supongo que estarás ocupado con algún caso, ¿Verdad? – dijo Ran con su fino hilo de voz.

"Algo así.. - de nuevo volvió a mentirle y fue en ese punto cuando creía que ya no podría sentirse más miserable.

"Shinichi.. es que.. desde que me llamaste para decirme que nos dábamos un tiempo, no hemos vuelto a hablar sobre ello…

"Lo sé… Ran. No lo he olvidado.

Al menos era cierto que no se había olvidado, pero ahora no se sentía con demasiadas ganas de hablar sobre ello y no podía hacer nada para forzarlo.

"Escucha, tengo que colgar. Nos vemos mañana en clase, ¿De acuerdo?

"Está bien... que descanses, Shinichi.

"Hasta mañana, Ran.

Shinichi colgó la llamada antes que Ran. Se sentía fatal por evadirla de aquella manera pero aunque de verdad hubiera querido pasarse toda la noche hablando con ella, ahora mismo no era lo que el cuerpo le estaba pidiendo. Antes hubiera deseado poder salir corriendo hacia su casa para hacerle una visita, pero ahora mismo sentía que realizar un acto como aquel sería forzar algo que en estos momentos, no salía de él.

"¿Qué pasa, hija? ¿Otra vez has discutido con ese detective creído?

Kogoro se encontraba con los pies sobre la mesa de su despacho. Sostenía una lata de cerveza en una mano y en la otra tenía el mando a distancia con el que acababa de subirle un poco de volumen a la tele.

"Ya te dije hace tiempo que tendrías que haberlo mandado a freír espárragos…

"No.. claro que no. No hemos discutido.

Ran intentó hacer lo posible para que su padre no viera su entristecido rostro.

"¡Yoko! ¡Ya empieza el concierto de mi querida Yoko! – pero Kogoro se encontraba ya totalmente sumergido en el concierto de Yoko Okino que acababa de empezar por la tele.

Ran ignoró a su padre y se acercó a la ventana del despacho arrastrando cierta expresión de melancolía en su rostro. Durante un buen rato se quedaría contemplando el anaranjado cielo que les estaba dejando el atardecer del día de hoy.

DC - Después de la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora