Capítulo 1.

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La noche en la que yo nací había una tormenta muy fuerte y hubieron inundaciones, en la mañana  del siguiente día por los pasillos del castillo se decía que la princesa Eclisse era un milagro, que mi belleza sobre pasaba incluso la de mis hermanos, sin embargo me mantuvieron lejos de cualquier persona no cercana a mi por exactamente un mes , el pueblo sabía de mi existencia pero no de mi apariencia, muchos decían que era una niña deforme y por eso mis padres no me mostraban al público , nadie más que el doctor de confianza me veía , aparte de mis hermanos, padres y la nana por su puesto , no abrí los ojos hasta mucho después, no lloraba y solo me veía perturbada cuando habian sonidos o acciones abruptas  cerca de mi,  entonces que empecé a crecer, abri mis ojos al cumplir  dos meses de nacida— Son violetas!, Rey Vianney sus ojos!, Mire!— gritó una la nana María cuando cambiaba mi pañal, fue la primera en ver mis ojos,  ella aseguraba que era un milagro, una señal de los Dioses, por otro lado, el doctor dijo que era un síndrome poco peculiar y muy hermoso, sin embargo me hicieron pruebas a mi corta edad, sospechaban que fuese ciega, pero resulte siendo la niña más sana de esta casa, sin enfermedades heredadas, tan solo una alergia que me resulta letal, El té de orquídea, es algo altamente peligroso para mí, lo descubrí cuando jugando al te con mis hermanas a mis tres años lo probé, si no hubiese sido por la nana María estaría muerta, fuera de eso mi personalidad a inicios de mi vida era la de una niña extrovertida, dulce y muy valiente, luego empezaron a nacer mis hermanas, pase de ser la menor a ser hermana mayor,  recuerdo haber sentido celos de ellos en principio, era demasiado unida a mi madre, recuerdo que siempre intentaba llamar su atención haciendo algo nuevo y sin saberlo termine tomando muy buenas costumbres, toco el piano, poseo una voz muy hermosa, pinto y dibujo, practique equitación y jardinería, cuando tenía 12 junto a la ayuda del jardinero real Pedro, plante una gran hilera de los arbustos favoritos de mi madre formando la inicial de su nombre,  desvivia por mi madre, hubiese sido capaz de cualquier cosa por ella, incluso dar mi vida a cambio de la de ella, mi madre se embarazo y muy felices celebramos quizá sería el último, pedíamos que fuera varón, mi madre estaba emocionada, pero recuerdo que de un tiempo para otro, el doctor empezó a venir mas seguido y no era solo el si no otros dos más, mi madre ya no se levantaba de su cama y se veía pálida, débil, creo que lo más doloroso que he podido ver es a mi madre perdiendo la vida poco a poco, resulta que su embarazo era de alto riesgo y su vitalidad estaba en peligro — Si no mejora tendremos que intervenir e interrumpir el embarazo— escuché a escondidas detrás de la puerta, el doctor dijo aquellas palabras y no pude entender si no hasta mucho después a que se refería con "intervenir e interrumpir".

— Disculpa la interrupción— Mi padre entró al gran salón, ahí estaba con mis hermanos y la tutora, nos enseñaba sobre los modales, voltee a verlo y sonreí — No se preocupe Rey Vianney, adelante— respondió la Tutora con un tono tranquilo pero firme, el miro a mis hermanos y luego su mirada cayó en mi, mi sonrisa se desvaneció, en algún momento crei que había hecho algo malo, pero no. — Eclisse, vamos— yo asentí y empecé a caminar en dirección a mi padre, el tomo mi mano y yo voltee a verlo con cierta confusión, lo seguí ciegamente, estábamos en medio del pasillo, lo reconocía, iríamos a la Habitación de mamá?, Apresure el paso, pero el se detuvo sujetando mi mano, me observó y se posiciono frente a mi, incandose  yo lo observé y el hizo una ligera mueca, luego abrió la boca y la cerro, parecía estar nervioso, podía ver la tristeza en su rostro, su cansancio, parecía no haber dormido nada durante mucho tiempo, respiro profundo y me dijo.

— Hija, vamos a ver a tu madre, pero antes, quiero decirte que ya hablé con tus hermanos y así como ellos tu mereces estar consciente de la situación, se que eres una niña madura y sabrás llevar todo con calma, Sucede, que tu madre está delicada, en una situación grave, su salud peligra, debemos elegir, entre tu hermano o tu madre, le he pedido que sea consciente, que es peligroso, pero ella insiste con que no podría hacer algo así,  el doctor dice que no puede hacer nada más que esperar el día, hija, necesito que tengas en cuenta que ella los ama a todos ustedes y que jamás dejará de estar con nosotros,  jamás dejará de estar contigo, ella pidió que la visitaras estos meses que quedan mientras esperamos a tu hermano, quieres....?— No lo deje terminar, todo era confuso para mí, de pronto sentía una angustia enorme en el pecho y un nudo enorme se encontraba en mi garganta, sentía que no podía respirar, como puede decirle eso a una niña de trece años y pedirle que lo tome de manera madura?, Mis mejillas ardían, estoy segura de que están rojas, mis ojos se llenaron de lágrimas y apreté mis labios, asentí dos veces, sin pensarlo, dije con la voz quebrada — Ahí estaré padre, todos los días, a la hora que me pida, lo prometo, no la dejaré sola —  Entonces empecé a llorar, Llorar como una pequeña niña, lloraba por miedo, miedo a perderla, mi padre me jalo abrazándome y yo me aferre a el, la idea de perderla en ese entonces me mataba, pensarlo actualmente me come el alma y acaba con mi calma, el me miró, secando mis lágrimas con un pañuelo, aseguró que todo estaría bien y se levantó, tomando mi mano, me dijo — Eres una niña fuerte, podrás con todo... Incluso con esto —  no sabía que decir exactamente hacia esas palabras, aún no tengo al respuesta, siento que el sabía que la perdería, estaba resignado, nos encaminamos a esa Habitación, justo el doctor iba a saliendo, al entrar observé a mi madre en esa enorme cama, junto a la nana, hablaban algo y pude escuchar que ellas me nombraron, ella noto mi presencia ella sonrió dulcemente y se sentó como pudo, ella extendió su debil mano hacia mi — Eclisse, hija, ven — como si de eso dependiera mi vida solté la mano de mi padre y me apresure, caminando, torpemente casi cayendo, al llegar tome su mano, estaba fría, fría y mojada, era sudor, la observé atentamente, ella apretó mi mano con las pocas fuerzas que tenía y dijo — Que bonita te ves hoy — yo sonreí como pude aguantando las ganas de llorar y respondí — Gracias mami — me observó con esos lindos ojos apagados y beso mi mano, juro que no se de donde saque tantas fuerzas para no llorar, para no derrumbarme a los pies de su cama, ella vio a mi padre y el se acercó, el iba a hablar pero ella de adelanto — Suban conmigo, vengan...— yo apresuradamente sin soltar su mano me deshice de mis zapatos y me subí a la cama, con tanta prisa, como si el tiempo se acabará me acurruque a su lado y  ella me abrazo, yo bese su mejilla, ella beso mi frente, mi padre subió a la cama y los arropó a ambas con mucho cuidado entre sus brazos, ella me observó directamente a los ojos y yo la observé de igual manera, acaricio mi mejilla— Recuerdo cuando eras una bebé, tan pequeña, tan delicada, tan bonita, parecías una muñequita, mi princesa, te amo hija — yo sonreí besando nuevamente su mejilla, ella era y sigue siendo mi todo, no pude evitar sonreír y con esto derramar algunas lágrimas, ella me Observó— lo siento mucho hija — yo negué sin evitar sollozar — está bien mami, no tienes porqué disculparte, estás haciendo todo bien—  Mentira, mentira, Eclisse mentirosa, porque?, Debí decirle que lo pensara, que se quedará,  ella me abrazo y yo me aferre a ella, a sus pijamas, lo lamentó mamá, debí ser más fuerte y no llorar, quizá te sentiste culpable, en serio lo siento, te amo.

Entonces, ahí estaba yo, en la cama con mi madre, ella calmaba mi llanto mientras me cantaba y mi padre nos veía con tanto dolor, termine durmiendo en sus brazos, jamás podría volver a igualar la seguridad que siento en sus brazos, Ella me sujetaba y me sentía la niña más feliz del mundo, ojalá eso nunca hubiese cambiado.

Y así paso el siguiente mes, mamá tenía el parto programado para el 24 de diciembre, justo en navidad,  Ella seguía débil pero cada vez se quejaba menos, la fiebre era menos frecuente y su cuerpo parecía haber dejado de rechazar a mi hermano, podía pasar todo el día Metida en su habitación, contándole cuentos, leyéndole su libro favorito, haciendo dibujos y pinturas para ella, todo estaba marchando muy bien, demasiado, pero seguía sin levantarse, hasta una mañana, había terminado de ver el jardín y corría a la habitación de mis padres, cuando entre, Ella estaba de pie, frente a la ventana, la luz chocaba contra su piel, ella veía a mis hermanos jugar en el jardín, la nana cambiaba las sábanas de la cama, se veía tan tranquila, tan brillante, mis ojos se iluminaron, un sentimiento liberador llegó a mi, estaba tan feliz, tan emocionada, Ella volteó a verme y sonrio, sonreí ampliamente — Mami —



Eclisse ↬⟨‹  H.N.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora