Capitulo VI "amortiguando el golpe"

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Narrador

En el momento en el que él le dijo eso a Hanabi , quedó totalmente fuera de su estado normal, estaba profundamente sorprendida ,siempre había soñado con esto en el fondo, pero,ahora no sabía cómo tomárselo.

-Hayabusa yo, no sé qué decir- dijo de forma pausada, pensando en cada palabra que salía de su boca. Tenía  muchas ganas de decirle que también lo amaba, pero las palabras simplemente no le salían, parecía como tuviera algo en la garganta que le impedía poder hablar como quería.

-Solo dime si también sientes lo mismo- dijo él acercándose a ella para tomar ligeramente su mano, para después posar en ella una linda y roja flor, las cuales eran las favoritas de Hanabi.

-Yo....- Fue lo único que pronuncio Hanabi después de un largo y áspero silencio, era una respuesta que simplemente Hayabusa no esperaba, él realmente creía que ella lo amaba tanto como él la amaba a ella, pero tal vez se había equivocado después de tan fría respuesta, tal vez  lo único que sentía hacía el seguía siendo rencor después de todo.

-Ya veo, no volveré a molestarte- Soltó el de la mejor manera que pudo, estaba totalmente destrozado y trataba que su voz no se escuchara rota, el simplemente arreglo su ropa y se acercó a la ventana para marcharse, no sin antes dedicarle una mirada de profunda tristeza a Hanabi, buscando desesperadamente alguna respuesta o signo de arrepentimiento, él quería que le dijera que se quedará, que lo amaba, pero, no recibió respuesta alguna, fue ahí cuando enserio se marchó, llevándose consigo todos sus sentimientos.

Hanabi se quedó en su habitación sola, acompañada simplemente por la luz de la luna y sus pensamientos, seguía en trance, pensando y pensando todo lo que había sucedido, tratando de encontrar alguna respuesta a lo que había sentido y a toda esta situación.

La noche era fría y con mucho viento, aún se alcanzaba a oler el pan caliente que se preparaba cerca, Hanabi seguía en la misma postura y lugar, con la misma mirada, parecía estar congelada, no fue hasta que una ráfaga de fuerte viento movió frenéticamente su cabello, y tirando con furia la flor al piso que él le había regalado, fue ahí cuando despertó de todos sus pensamientos para darse cuenta que él se había ido, que en verdad se había marchado, y que no pudo decirle lo que en verdad sentía.

Fue bastante complicado para ella todo esto, porque, en verdad lo amaba y siempre había querido que esto pasará , pero, aun no se sentía lista para perdonar su traición, y menos si ella sabía que,aunque le confesó un gran y profundo amor, no era la única mujer en su vida.

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Después de lo acontecido entre ellos dos, Hanabi ya no pudo dormir más y simplemente mente se alistó para ir a su misión de cuidar la aldea de lado oeste, ella y su compañero tenían la responsabilidad de cuidar por las noches, por lo que ella se preparó vistiéndose y cargando todas sus armas para salir, no sin antes tomar delicadamente la flor para ponerla encima del taburete.

Caminando hacia allá se preguntaba si él también iría, después de todo parecía como si ella lo hubiera rechazo, aunque no hubiera sido el caso.

Después  de un rato de caminar llego a su destino, el viejo árbol de cerezo en donde los dos peleaban todo el tiempo, se acercó para tocarlo y sentir su corteza ya algo áspera por el tiempo, trayéndole tantos recuerdos de toda su niñez, amor, venganza, celos, compasión, remordimiento, felicidad, y muchos más que no le gustaba recordar.

Se despegó del árbol para empezar su trabajo, empezando a saltar de techo en techo para vigilar las calles y los alrededores, cuidando de que no pasara nada extraño.

Así estuvo toda la noche, en algún punto de la misma, se dio cuenta que él no llegaba y era extraño, ya que él nunca era impuntual, pero le restó importancia pensando que en algún momento llegaría.

Pero, no fue así, estuvo esperando a que él llegara toda la noche, pero, nunca lo hizo, ni esas noches ni las demás, cuando eso pasó empezó a buscarlo inconscientemente, pero sin éxito. Él ya nunca llegaba a los entrenamientos, no estaba ni en el dojo que era su lugar favorito, tampoco en los puestos de comida, ni siquiera en el templo para meditar, simplemente parecía como si no quería que ella lo encontrara.
Cuando se dio cuenta de todo eso empezó a sentir un huelco en el corazón, como si le clavaran un cuchillo en el pecho.

¿Él había desaparecido por su culpa?

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