Las cosas habían cambiado radicalmente, todo era totalmente diferente a la dulce aunque presionante, adolescencia que duro un tiempo en ambos.
Las cosas habían cambiado, él se había ido, la había traicionado en cierta parte por su repentino y oculto abandono, había decidido dejar a Hanabi para poder cumplir su cometido desde que era un niño. Después del fuerte acuerdo de hacerlo juntos, de que ese destino lo logran peleando hombro con hombro, siendo compañeros, como siempre lo habían acordado mutuamente.
Simplemente, Hayabusa ya no estaba, y Hanabi pese a su voluntad, había decidido hacer una promesa, sellando su estadía en Iga por tiempo indefinido. Dejando libre el paso para que él pudiera lograr la misión sin ella.
Sin embargo, no siempre las cosas salen como esperamos, y de eso estaría seguro Hayabusa, ya que todo había salido mal, todo se había venido abajo, de un momento a otro, su vida había peligrado en el filo de la espada del enemigo.
El destino no había sido como ellos esperaban, todo había estado perdido en calidad de segundos, todo había sido una derrota, al final no lograron la misión por la cual habían estado viajando tanto tiempo, anhelando el dulce sabor a victoria y paz que nunca pudieron alcanzar, simplemente estaban derrotados, no solo sentimentalmente, físicamente, estaban muriendo.
Él traidor había logrado lastimar de muerte a Kagura, lo que la había hecho estar fuera totalmente de batalla, dejando a Hayabusa solo en su totalidad, aun aunque él estuviera igual o peor que ella. Fue una desgarradora y sangrienta batalla, habían logrado casi derrotarlo, pero, salieron de la nada demonios sangrientos de la espada, intentando matarlos, Kagura solo alcanzo a protegerse a ella y Hayabusa, para después escapar de ahí.
Hayabusa llevaba a Kagura cargada en su espalda, con las pocas energías que le quedaban, había podido caminar cerca de la aldea, los dos iban desangrándose, demasiado mal heridos, estaban prácticamente a unos minutos de desfallecer.
Estaba totalmente sudado y con cortadas profundas alrededor de todo su cuerpo, en especial en su pecho. Sus brazos y sus piernas estaban desechos, no sabía porque no había estado tirado en el suelo desde hace minutos, su cuerpo ya no aguantaba más, había logrado llegar a su límite desde hace tiempo, lo que lo mantenía en pie era su voluntad.
Después de unos minutos había logrado llegar hasta la entrada de Iga, pero los minutos en este caso marcaban la diferencia, se había estado desangrando todo el camino, llegando casi sin conciencia, cuando él por fin pudo divisar a lo lejos las grandes puertas, por fin pudo dejarse caer en el suelo lleno de hierbas, amortiguando un poco el golpe.
A lo lejos, por suerte, un ninja que estaba cuidando los alrededores, pudo divisar dos cuerpos en el suelo, al darse cuenta de esto, enseguida corrió rápido para averiguar de qué se trataba, si era una trampa o algo peor. Al estar lo suficiente cerca, enseguida se percató de quienes se trataban, alarmándose de inmediato.
-Kazuyo! Rápido! Hay dos heridos, y uno de ellos es hayabusa!- grito lo más fuerte que pudo hacia su compañero que estaba cuidando junto con él, el llamado no se hizo esperar y entro enseguida a la aldea para avisar de la emergencia, fue directo al cuartel general, donde se encontraba el padre de Kagura.
-Señor, Hayabusa ha llegado, y está muy mal herido- en ese momento, Takahiro sintió horror en todo su cuerpo, sus músculos se tensaron de un momento a otro, esperando lo peor, dirigiéndole una mirada de incógnita y miedo.
-Sí, también viene su hija- Dijo rápidamente el ninja, afirmándole su peor miedo.
-Rápido avisa al hospital de su llegada, tú y ellos dos, quiero que los traigan enseguida, no hay tiempo que perder- Dijo el general señalando al guerrero junto a otros dos, para después salir corriendo hacia la entrada
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Flores Artificiales
FanfictionDespués de ser competitivos y siempre rivales por un mismo deseo, cada uno hace su propio camino, dejando en el olvido su amor por una misma cosa, venganza. Dos ninjas fuertes y orgullosos, harán saberse mutuamente sus sentimientos, sin saber que e...