Capitulo II "Pedazos de papel "

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Aviso: Este capitulo es largo, lo hice lo menos tedioso posible, era algo fundamental el explicar la historia de ellos, sin más, continúen. 


Parecía como si nada fuera fácil, el tener que cargar solos con sus propios demonios los agotaba, todo el tiempo los fantasmas de su pasado los atormentaban, querían tomarlos de los pies y regresarlos al suelo, al duro y frío suelo, donde creían que pertenecían.

Desde que eran niños se habían tenido el uno al otro, habían podido manejar la pérdida y abandonó de sus padres en compañía, los dos sabían exactamente el dolor y soledad que causaba el no tener a sus progenitores a su lado, la culpa de no haberlos ayudado les comía sus entrañas en muchas ocasiones, ya sea por obra del destino o la suerte, se tenían mutuamente para aliviar el dolor, pero, ahora, las cosas parecían tener que cambiar, su destino había escrito la última palabra. A veces Hayabusa quería que todo fuera tan fácil como destrozar una hoja de papel y tener solo los pedazos, así podría imaginar que nada había sucedido, pero la vida no era así.

Él había decidido dejar una promesa de lado para cumplir con su destino, el hecho de que todas las personas que él quería confiaran en él para tal acción lo ponían en una situación de total angustia, cargar todo ese peso sobre sus hombros era algo a lo que él ya estaba acostumbrado, pero ahora parecía cargar con una mayor cantidad, él no sabía de donde podría tomar las fuerzas suficientes para decírselo de frente, y eso parecía pesar cada vez más.

-Te esfuerzas demasiado ¿Sabes? Es curioso que trates siempre de mejorar, cuando ya eres mejor que cualquiera de aquí- Dijo su amiga de la infancia, Kagura la cual había llegado hasta su lado en pleno entrenamiento, con su habitual kimono que había sido confeccionado por ella misma, o eso le decía a él.

-No es suficiente- Dijo sin más el ninja después de deshacerse de su postura Zen, la cual ya estaba acostumbrado a hacer.

-No lo entiendo, ¿Por qué necesitas entrenar tanto? Todo está bien por aquí, y no parece tener intención de cambiar, él no ha aparecido y las personas han parecido olvidarlo-

Hayabusa pensaba que Kagura tal vez tenía razón en eso, todo parecía estar en su mejor punto, las cosechas estaban al por mayor, la gente parecía tranquila, y él no tenía intenciones de regresar a atacar, pero, no era así, las cosas seguían estando igual, habían pasado solo dieciocho años de lo ocurrido, las personas seguían teniendo dolor dentro de sí, y él estaba seguro de que volvería.

El hecho de que su amiga creyera que todo parecía estar bien no le parecía extraño, ella siempre había sido así, desde que el padre de Hayabusa, Shijorama, había fallecido, su madre y él habían quedado en la penumbra, siendo una mujer, su madre no podía tener empleos de alto nivel ni buen salario, por la cual el padre de Kagura que había sido gran amigo de su padre, había decidido darle trabajo a su madre, además de ayudarla con los gastos. Siendo joven y con el destino marcado en su piel, Hayabusa había sido apadrinado y entrenado por el general Onmyouji por lo cual su niñez había sido acompañada por su amiga de largo cabello plateado y de ojos azules, siempre siendo muy alegre y extrovertida, además de un poco berrinchuda y cariñosa, siempre vistiendo kimonos de colores multicolor, cortos a diferencia de los tradicionales, era considerada una belleza entre las personas del pueblo y cuando salía más allá, sin embargo él nunca había pensado en eso.

Después de pensar un corto tiempo respondió- Eso es lo que tú piensas, Kagura, pero no es así, el agua no siempre es trasparente aunque lo parezca- concluyo para dar media vuelta y recoger recoger sus cosas, teniendo intención de salir de ahí para ir a asearse, pero paro en seco luego de que Kagura lo tomara del brazo.

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