15. Cómo arruinar un día perfecto en un solo paso

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Los humanos (en especial los adultos) son muy complicados. Y no creo que sea tema de la biología. Nos gusta complicarnos la vida con cosas tan idiotas, que al final de cuentas no vemos que nada de lo que digamos o decidamos va a interferir con la rotación del planeta...

Ese es mi primer pensamiento por la mañana y me molesta mucho. Sin hacer ningún movimiento exagerado me siento en la cama vacía, mi esposo ha desaparecido.

O tal vez no. Un maravilloso olor a panqueques me guía hacia la cocina donde se encuentra él cocinándolos, sin camisa. Sexy.

- ¡Hey! Buenos días bella durmiente - dice mientras se acerca a mí y besa mis labios para después hacer lo mismo en mi estómago.

- ¿Qué horas son? -preguntó aun tallándome los ojos.

-10:49 amor, duermes como un oso en internación.

- ¡Hey! - el ríe mientras me ayuda a sentar en la barra, yo finjo enfado y después río. Alex me mira fijamente. -Dos preguntas: ¿por qué no fuiste al trabajo? y ¿por qué tan feliz?

-Ambas se contestan con una misma respuesta. Porque te amo.

-Qué lindo Alex, pero en serio. Recuerda que las cosas en tu trabajo no están muy bien y...

-Cariño, deja que yo me preocupe por eso después. Ya pensaré en las consecuencias... -se acercó más a mí y tomó mi cara entre sus manos - Ahora todo lo que quiero y necesito es que estés feliz y tranquila y todo este día me encargaré de ello.

-A veces siento que eres muy bueno para mí. O para cualquier otra chica. Eres el hombre más maravilloso de todos.

-Si Bree, soy el hombre más maravilloso y tremendamente caliente de todos. -hizo una cara de galán de novela mexicana y yo estalle en risas. Cuando logré calmarme el seguía mirándome fijo con una sonrisa en la cara. - ¿Cómo puede ser que después de tantos años siga perdidamente enamorado de esa risa, de esos ojos, de esos labios?... ¿De ti Bree?

Se fue acercando poco a poco a mí, mientras yo cerraba los ojos y esperaba ansiosa el momento en que sus labios chocaran con los míos. Lo cual sucedió justo tres segundos después (no crean que los conté... No, para nada... O tal vez sí). No llega a mi capacidad entender como este hombre me complementa de este modo, es simplemente inexplicable como incluso con su sola compañía me siento fuerte, viva, alerta y llena de felicidad... Pero, ahora que lo pienso ¿no le estaré dando mucho control sobre mí? ¿Qué pasa si él se va un día y me quita toda esa fortaleza y felicidad? ¿Y si me pasa lo mismo que a mamá con Frederick? Frederick, el hombre que se está muriendo...

Antes de que mi cabeza pudiera seguir maquinando y arruinando el beso de mi vida entera, oí dos vocecitas chillonas diciendo 'ew' lo cual no hizo separarnos...

-Espero que sigan diciendo eso de los besos hasta que tengan ochenta -susurró Alex haciendome reír.

-Olía a panqueques así que le dije a Miri que bajáramos a investigar pero después de ver eso no sé si mi pancita enferma pueda con ellos - la morena más pequeña entró por la puerta riendo por lo bajó, seguida de su hermana mayor quien fingía arcadas y se tomaba el estómago para después reír.

-Bien, como sus estómagos no pueden más, no habrá panqueques para ninguna de las dos - dije mientras su padre las cargaba a las dos, tan fuerte.

-No, no. Yo ya me encuentro bien. - se apresuró a decir Miranda con los ojos muy abiertos.

-Yo igual. -Asintió Hannah.

-Eso creí. -sonrió Alex mientras les daba un beso en la mejilla a cada una. Hice lo mismo y agregue un "Buenos días princesas". -Hoy estamos aquí, porque ayer su mami se sintió muy triste - agrego haciendo un puchero tierno, las ganas de besarlo eran incontenibles.

Tu número ocho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora