Y el amor que me dabas,
No era natural,
cada vez que nos fallábamos,
nos volvíamos a marchitar.
Dolor y penas,
que nunca acabaran,
sin pensar en la tristeza
siempre era herrar y acabar.
Hay una línea delgada
entre el amor y nosotros,
queremos estar,
pero no tan solos.
Buscamos lugar para pasar.
Menesterosos.
Ardientes por fuera, muertos por dentro.
Solos y acompañados,
secos y acariciados.
Juntos pero aislados.