Eterno maldes.

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Después de todo lo que acababa de vivir no sé si quería una explicación o irme a llorar encima de la cama hasta que me despertarse de esta pesadilla.

Mi padre se fue y mi madre se había ido a buscar a mi hermano al colegio. Yo... Yo no sabía que estaba haciendo. Solo sé que estaba sentada en la silla blanca donde mi madre me había dado tal noticia y yo seguía agarrando la mochila del colegio.

Después de un rato apareció mi madre y mi hermano. Mi hermano corrió hacia mí y dándome un abrazo acabé llorando como si el Nilo estuviese en mis ojos. Mi madre me apartó el pelo de la cara y me dijo que todo iría bien.

Le dio la merienda a mi hermano y vino a hablar conmigo relajadamente. Yo ni siquiera me había movido de la silla, ni me había quitado la cazadora.

La miré a los ojos y le dije que necesitaba saber qué había pasado, que esta angustia me comía por dentro.

Me miró a los ojos vidriosos y me dio un abrazo, no sé quien de las dos lo necesitaba más, pero nunca había sentido una calma y una tristeza que parecía alegría en mi interior.

Me comenzó a decir todo lo que había vivido aquella noche y no entendí como no me lo dijo antes. Me gustaría omitir que pasó aquella noche pues no me veo con fuerzas de contarlo... Algún día conseguiré escribiroslo.

Ese día no comí nada más que un par de tostadas quemadas y un café que me tomé antes de ir a clase y la verdad que no tenía ni hambre, raro en mí.

Cogí las cosas de clase y me puse a hacer los deberes pegada a la ventana de la cocina, mientras mi madre planchaba.

Necesitaba saber porqué todo fue así y porqué mi padre no me había llamado desde que empaquetó las cosas y salió por la puerta.

¿Mi propio padre no iba a hablar más conmigo? ¿Qué culpa tenía yo?

Todo irá bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora