Capítulo 4

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CHAPTER 4
Adiós Wilhelm p.2

La llegada de la reina fue demasiado estrepitosa para toda la casa, todos temían la reacción de la alfa al ver que su plan no había funcionado.

Día tras día observaba al rubio intentando saber si poseía o no la marca de su hijo y vaya si lo consiguió, pero para su sorpresa el omega no la portaba

Kristina no entendía nada, pues si ella no calculaba mal Isak debió de haber estado con Wilhelm aquel fin de semana, eran tantas las preguntas que tenía que fue directamente a enfrentar al omega en busca de respuestas.

- Isak - llamó la reina al ver al omega sentado en el jardín leyendo un libro. El rubio se giró para ver a la persona que lo había llamado, agacho la cabeza en cuanto se dio cuenta de que la persona que portaba aquella voz no era otra que la reina.

- Hola majestad - dijo sin mirarla.

- ¿Cómo has estado estos días? - pregunto curiosa la reina

- Bien, supongo ¿por qué lo pregunta?

- Me preocupo por ti.

-¿Enserio? Que raro que usted se preocupe por algo más que no sea la corona o sus planes de acabar con la vida de sus hijos - dijo el joven mirándola a los ojos.

Las palabras del rubio dejaron a la reina sin habla durante unos minutos. Pero como era de esperarse la reina siempre tenía un as sobre la manga.

- Yo pensaba dejarte hablar con tus padres, pero ahora no se muy bien si dejarte hacerlo o no. - el omega se levantó rápidamente del suelo con los ojos abiertos, pues la propuesta de la reina lo había dejado sin palabras.

- ¿Qué ha dicho? - preguntó desesperado

- ¿Yo? - dijo la reina haciéndose la inocente a lo que el rubio asintió - yo no he dicho nada

- Como que no - dijo cogiéndola del brazo - acaba de decir que me dejara hablar con mi familia.

- Si, pero la contestación que me has dado no me ha gustado mucho y ya no se si dejarte hablar con tus padres o no.

- Por favor, déjeme hablar con ellos - la voz del rubio se notaba nerviosa y desesperada.

- Por tu voz puedo ver que estas desesperado por hablar con ellos - dijo la reina dándose la vuelta.

- Si, por favor haré lo que sea.

La sonrisa de la reina no se hizo de esperar pues el joven había caído en el regalo envenenado de la reina.

- Antes de hablar con ellos deberás decirme por qué no tienes la marca de Wilhelm en tu cuello. - La reina lo miraba con una mirada demasiado fría - Pensé que había quedado claro lo que tenías que hacer.

- Y lo hice majestad, es solo que... Wille me mordió en el interior del muslo para que Simon no la viera. - mintió el rubio pues sabía que el omega al que había mordido el joven alfa no había sido él sino que había mordido al pequeño moreno.

- Que fijación que tiene con ese muchacho de verdad - dijo aburrida la alfa - Me alegra que hayas llevado a cabo la misión que te pedí - sonrió la reina - Todo esto se merece una recompensa... así que ve al despacho para que puedas llamar a tu casa.

Los ojos del omega se iluminaron en demasía pues este pensaba que cuando le contara a la reina todo esto, ella no le permitiría llamar a nadie. El rubio se fue rápidamente antes de que la alfa se arrepintiera. La morena se giró observando el establo donde se encontraba su esposo enseñando a Simon montar a caballo, ambos tenían sonrisas en sus rostros.

[2º Libro] Jaque a la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora