En Circunstancias Parecidas

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-Bueno, ehhm, Yumei... - por qué da tantos rodeos?- no quiero sonar como una loca o apresurada, p-pero tú... Dijiste que no podías llevarme a tu casa, entonces... Aam, yo; supongo que tu no quieres regresar allá tampoco? - se me nota?

-Pues, no, no estoy ansiosa por llegar. Sé que soy una extraña para ti, entonces debería irme, gracias por el cambio de ropa. Te la devolveré mañana, tal vez... -

-N-no, no es obligatorio el irte, después de todo... Me estaba ahogando... Y tu, me salvaste, lo menos que podría hacer es dejarte quedarte aquí... S-solo si quieres! - me interrumpió nerviosa.

-Bien entonces, lo haré. - no pierdo nada si lo intento.

-Ok! Eeeehm b-buscaré más sábanas y almohadas, tu puedes dormir en mi cama... Yo dormiré en el sofá-

-De acuerdo... -

Salio de la habitación, me recoste en la cama y sentí como mis heridas punzaban. Hacía frío, además que estaba muy poco cubierta, el camisón era bastante corto. Entonces me senté, intentando cubirme mientras estiraba la tela. Ukara entró y me vio.

-Oh, por dios. Lo siento - buscó de nuevo en el cajón y saco unas bragas- ten, l-lo siento, no me di cuenta.

-Mmm, graci- mi estómago interrumpió mi frase dejándole saber a Ukara que no comía desde el desayuno. Demonios, que bochornoso.

-Y-ya vuelvo! - salió rápido del cuarto.

Me puse la ropa interior que me dió y tomé mi bolso, saqué su cartera, la puse sobre la cama. Conté el dinero que me quedaba y resultó no ser mucho; lo devolví a su sitio y tire mi bolso al suelo. Me recoste de nuevo y di unas vueltas, sintiendo la suavidad de las sábanas, el sueño me invadió derrepente.

-Yumei, te traje algo de comida. Te gusta el atún? Son sandwiches de atún. Si no te gustan...

-Ah, gracias, sí me gustan. - tome el plato de sus manos y empecé a comer con ganas.

Se sentó a mi lado, mientras me veía de reojo de vez en cuando. Terminé con los sandwiches, y ella se llevó el plato. Enseguida regresó y me dijo:

-Mi hermano se durmió ya, creo que deberíamos hacer lo mismo nosotras.

-Mm, si. Buenas noches entonces y gracias.

-No hay de qué, cualquier cosa estaré en la sala durmiendo. - sonrió amablemente.

Se fue y me dejó sola, apagué la luz y me acoste boca arriba en la cama. Di muchas vueltas sin sentirme cómoda. Para distraerme, acariciaba mis cicatrices en mis piernas.

Que quería mamá, llamándome tan derrepente? Que quería hacer esta chica? Solo quería nadar? Que estoy haciendo yo? Por qué deje de cortarme para ir a salvarla? Por qué...?

(Ukara)

Quiero saber más de ella, quiero hablarle. Con ella me siento cómoda, será porque nos conocimos en una situación de debilidad mutua? No quiero asumir nada. Por eso, quiero preguntar, quiero saber.

No conciliaba el sueño, y mi celular no tenia batería. Me levante del sofá y empecé a deambular por la casa, sin notarlo llegué hasta mi cuarto, no pude resistirme a echarle un vistazo a esa pequeña chica, tan linda. Vi que estaba sentada en la cama preocupada, entré silenciosamente a ver que le pasaba.

-Ah, eres tú, me asustaste.

-S-si soy yo, no podía dormir y me asomé de casualidad. - estará de acuerdo con que me quede a charlar?

-Si quieres quedarte un rato... Después de todo ambas estamos despiertas.

-Bien, vamos hazme un espacio- me senté junto a ella - te molestaría que te pregunte algunas cosas?

-No, puedes preguntar lo que quieras.

Le hice todas las preguntas que quería y ella las respondió sin falta. Así pasamos el rato, también me preguntó sobre mí, nos conocimos mejor. Me acosté a un lado de la cama, al igual que ella para verla a la cara; empezó a aclararse la madrugada y caímos rendidas.

Tus Bellos Ojos IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora