VIERNES

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******ADVERTENCIA: problemas con la imagen, bulimia******





Hacía mucho frío... estaba nevando desde muy temprano en la mañana...

Tenía mucho frío y estaba realmente muy cansada, le había tocado hacer turno doble en la pastelería y la verdad lo único que quería era llegar a su casa, encender la calefacción y disfrutar de su fin de semana libre. Tenía libre el sábado, domingo y lunes. Y la verdad le hacía mucha ilusión no tener que salir a trabajar en esos tres días, no luego de hacer turno doble por casi toda la semana...así que muy feliz cerró la tienda cuando el último cliente se fue: hizo caja, limpió, barrió y dejó todo listo para que mañana, cuando su compañero, Erick abriera la tienda no tuviera que hacer mucho más que dar vuelta el letrero de la puerta de "Cerrado" a "Bienvenido".

-Uff, con esto estoy por hoy- suspiró cansada secándose las manos luego de tirar la basura en el basurero del callejón de detrás de la tienda. Entró, cerró todo con llave, apagó las luces y puso la alarma antirrobo antes de salir. Le escribió un mensaje a su jefe diciéndole "Fin del turno" y caminó rápidamente hasta la parada del autobús.

Mientras esperaba el autobús llegó un grupo de chicas que al verla comenzaron a reírse y a murmurar entre ellas. "Lo que me faltaba...que se rían de mi" pensó mirándolas con su mejor cara de muéranse

-Es una ballena- escuchó entremedio de los murmullos y las risas

-Si es horrible jajaja que asco- murmuró otra

[T/N] sólo puso los ojos en blanco y se puso sus audífonos para ignorar los comentarios estúpidos del grupito de chicas, de alguna u otra forma ya estaba acostumbrada...desde niña siempre la habían molestado por su cuerpo, que era una gorda, una bola de grasa, una ballena, un monstruo...ya se sabía todos los insultos al revés y al derecho...y si bien cuando estaba en la universidad fue una época en donde estaba muy delgada y la gente la llenaba de cumplidos e incluso tuvo hasta novio, esa fue una época que no quería volver a repetir ya que hacía 3 horas de ejercicio diario, comía 1000 calorías diarias y de vez en cuando (sobre todo cuando estaba con su novio) vomitaba después de la cena. Todo para mantener estándares de belleza que su cuerpo, a pesar de todo eso, no podía llegar a cumplir ni mantener. La única salida que vio luego de que su novio de universidad la dejara por otra chica mucho más delgada que ella y según él más linda, fue volver a comer lo que ella quisiera.

Y poco a poco por rutinas de su nuevo trabajo, dejó de hacer ejercicios así que ahora estaba midiendo lo mismo que media desde los 15 años: 1.59 cm y pesaba 98 kilos repartidos entre sus senos, barriga y muslos. Usaba ropa suelta...lo más suelta posible para disimular que tenía rollos a los lados o senos muy grandes y cuando había personas que comenzaban a juzgarla por su cuerpo, ella simplemente los ignoraba o si estaba de mal humor los enfrentaba, pero eso casi nunca ocurría...trataba de no sobresaltar, pero a veces en momentos como estos donde se encontraba sola frente a un grupo de chicas que según su punto de vista eran mucho más lindas que ella y sobre todo delgadas no era muy fácil...así que sólo las ignoraba escuchando su música de confort favorita...

Seguía nevando...realmente tenía mucho frio...a pesar de haberse hecho una reputación realmente despreciable y de su aspecto aterrador finalmente llegó su fin...eso pensaba mientas veía como las personas lo evitaban al pasar por la acera que minuto tras minuto se llenaba un poco más de nieve, hacía mucho tiempo que no sentía esa clase de frío y esa clase de abandono...desde que era un niño.

Lo habían traicionado de la forma más sucia posible y si salía de esta, juró que se vengaría, pero primero tenía que sobrevivir...se hacía de noche y así como siguiera tirado en la calle cubierta de nieve iba a congelarse o desangrarse. Y entonces de pronto escucho a alguien:

La chica de la pasteleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora