El elfo se llevó la mano a la nuca, sintiéndose incomodo por el repentino decaimiento en la confianza de Petack. En opinión de Jacker, siempre le había parecido un duende ingenuo al punto de parecer engreído, demasiado convencido de su valía en el polo norte.
—Vamos a recuperar la magia, Petack —dije intentado imitar el tono paternal de Santa Claus.
El duende sacudió su hombro, alejando la mano del elfo que buscaba reconfortarlo con palabras vacías.
—Quisiera creer que tendremos éxito en esta misión, quiero creer lo que dices —susurró sin retirar la mirada del suelo—, pero ni tú mismo lo crees. Deja de mentir para hacerme sentir mejor, Jacker.
El elfo suspiró pesadamente, odiándose por lo que estaba a punto de hacer. Jacker forzó una sonrisa e infló su pecho, tratando de no parecer demente.
—Tal vez dañamos el trineo, quizás el reno escapó porque no aseguré sus correas y puede ser que estemos varados en alguna parte no identificada del océano Ártico —enumeró con desdén, tratando de restarle importancia a los sucesos—, pero aún podemos completar la misión. Recuperamos la fe de los niños, recuerda que la magia es poderosa.
Petack no dijo nada ante las extrañas palabras por parte del elfo, lo observó con recelo convencido de que había enloquecido. No había otra explicación lógica, había perdido la cordura debido a la gravedad de la situación en la que se encontraban.
—Nunca dejas de hablar sobre lo poderosa que es la magia y la fe de los niños, que estés callado solo hace que me preocupes más —continuó hablando, ante el silencio de su compañero—. Dime algo, Petack.
El duende dibujo una sonrisa burlona, le pareció irónico que los papeles se invertían en un momento tan decisivo.
—Algo —respondió.
Jacker se llevó la mano al rostro, siempre había odiado esa sonrisa de superioridad del duende, pero al menos había recuperado su buen humor.
—Qué chiste tan estúpido.
Peter leyó el guion, buscando la línea de Jackson e inmediatamente tomó un cojín que tenía a su alcance para lanzárselo a su anfitrión.
—Deja de cambiar los diálogos —lo reprendió—, me desconcentras.
El mayor logró esquivar el golpe, reprimió una carcajada por la reacción de Peter. Su invitado se encontraba sentado en su cama mientras él se mecía distraídamente en la silla giratoria, los últimos diez minutos había estado fingiendo no prestar atención a la manera en que se entrelazaban los tobillos de Peter.
—No ensucies mi habitación —se quejó tomando el acolchado objeto del suelo—, la ordené en tiempo récord. Además esta historia necesita cambios, es muy aburrida.
El castaño negó con la cabeza ante la nueva queja, se sentía más confiado interactuando con Jackson sin tantas personas mirándolo. Podía esforzarse más en que su actuación pareciera auténtica, además de sentirse cómodo con la compañía.
—Has dicho eso desde que llegamos —le recordó Peter, desviando la mirada hasta su muñeca mirando su reloj—, debemos aprender nuestras líneas.
Jackson bostezó comenzando a sentirse somnoliento, llevaba días durmiéndose hasta altas horas de la noche y finalmente estaba recibiendo la factura de sus desvelos. No podía continuar fingiendo ser un elfo, se sentía fatigado aunque no lo suficiente como para echar a Peter de su casa.
—¿Habías hecho esto antes? —preguntó Jackson intentando distraerlo con una conversación.
Peter volvió a negar con la cabeza, repasó una vez más la escena en el libreto mientras el mayor se sentaba en la orilla de la cama. En ese momento se preguntó porqué no habían ensayado en la sala, al más joven le pareció que estar en la habitación de Jackson tenía implicación de intimidad o una relación más cercana.
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Nuestro muérdago secreto (Jack Frost x Peter Pan)
FanfictionJackson es chantajeado por su tío para aceptar un papel en una obra navideña a cambio de una motocicleta, Peter no tiene mejores planes para sus vacaciones por lo que decide aceptar la invitación de su maestro de literatura. Desde el primer momento...