—Capitulo Dos—
Respiró profundamente un par de veces antes de colocarse sus audífonos con cancelación de ruido, tomar sus llaves, mochila y salir de su hogar, no sin antes acariciar a su pequeño gato, que se quedó felizmente acostado en el sofá.
Al salir de su casa, notó rápidamente el aroma del césped recién cortado y la tierra húmeda por la lluvia repentina de esa mañana. También percibió como el calor proporcionado por los rayos del sol era contrarrestado por el frío del viento.
Suspiró profundamente mientras comenzaba a caminar hacia la universidad, tensando la mandíbula al sentir, de forma abrupta, el resorte en sus calcetas, que junto a sus tenis apresaban de forma irritante sus pies.
Su respiración pasó de ser automática a ser controlada conscientemente cuando empezó a captar como cada prenda que llevaba puesta se aferraba a su cuerpo:desde el elástico de su top deportivo ajustado a sus costados, hasta los tirantes que descansaban sobre sus hombros, la holgura de su playera que rozaba su cintura, la pesadez del suéter que se había puesto por el clima, y finalmente, como su pantalón se aferraba a su cadera, cubriendo sus piernas y permitiendo que el dobladillo chocara constantemente con sus tobillos cubiertos por las calcetas.
Había aprendido a convivir con esas sensaciones, pero ese día, su cuerpo resentía cada pequeño contacto.
Camino un poco más, deteniendo su andar al percibir el aroma a café recién hecho que provenía de la pequeña cafetería frente ella, dejando que aquel olor le diera un breve respiro de la carga sensorial que le rodeaba. Mientras esperaba a que el semáforo cambiara de color, notó que a lado de la cafeteria estaban por abrir una nueva biblioteca y librería, pues se podia ver como habia gente aun acomodando las cosas del lugar, junto al pequeño letrero que decía en letras llamativas "El jardín de mariposas, nueva biblioteca y libreria"
Hizo una anotación mental para visitarla durante el transcurso de la semana:—"Un nuevo refugio." — Pensó.
El semáforo cambió, permitiéndole continuar con su camino hacia la universidad.
Abrió con pereza la puerta principal del local, sintiendo rápidamente como el clima frío de la ciudad se desvanecía de su cuerpo para ser reemplazado por la calidez que aquel lugar mantenía.
Dejó la mochila de una sola correa sobre el escritorio que aparentemente su hermana, Olivia, se había encargado de ensamblar sola, para después sacarse la chamarra que llevaba puesta junto al gorro de lana, dejándolos en un perchero que su hermana había llevado al local el dia anterior.
—Creí que no vendrías. — La voz de su mayor le hizo mirar hacia la pila de cajas que aún no habían sido abiertas, logrando ver el cabello dorado de su mayor.
—Te lo prometí, ¿No fue así? — Respondió ella, caminando hacia donde la rubia se encontraba. — ¿En que te ayudo? — Cuestionó, observando como su hermana se había agachado para ver las pegatinas que contenían la información de lo que las cajas llevaban dentro.
—Ayúdame a abrir estas cajas, separaremos los libros dependiendo de su género literario y después los acomodaremos en los estantes que nuestro padre me ayudó a ensamblar el día de ayer. — Dijo Olivia sin dejar de leer las letras minúsculas de cada pegatina en las cajas.
Sin decir nada más, ambas se dedicaron a sacar los libros de las cajas, separándolos por categoría para después colocarlos en sus respectivos lugares, los cuales aún no habían sido decididos por la rubia.
El lugar estaba lleno de cajas vacías y llenas, junto a algunos pocos muebles que faltaban por ser ensamblados, luces, bombillas, y lámparas por colocar, y un sinfín de detalles que necesitaban de su atención.
—¿Qué te parece si mejor yo me encargo de armar las mesas, sillas y demás cosas que faltan, mientras tú abres las cajas, sacas los libros y los divides?, avanzaremos más rápido si nos dividimos el trabajo, y después te ayudo a acomodar los libros en las estanterías. —
La mayor asintió, estando de acuerdo con su hermana. Danielle se estiró en su lugar, sintiendo como los huesos de su espalda tronaban ligeramente, dejando un sentir de alivio en ella. Tomó la caja de herramientas y se dedicó únicamente a armar los muebles.
—Me duele el trasero. — Dijo al viento, haciendo que la risa de su hermana reemplazara el silencio. —Hablaba en serio, Olivia. — Susurró.
—Lo sé, Dani. — Respondió la rubia yendo directamente a donde la pelirroja se encontraba, observando con asombro lo rápido que la chica había avanzado, y también viendo la posición en la que su hermana se encontraba. — ¿Cómo quieres que no te duela el trasero si estás sentada de esa forma? —
La de cabellos rojizos, instintivamente miró la forma en la que había estado sentada por un par de horas;cayendo en cuenta de que definitivamente no era una posición cómoda, pues su pierna derecha se encontraba totalmente estirada mientras la izquierda yacía flexionada, su trasero estaba posado contra el piso de madera, aquel que era rígido y que había entumecido sus extremidades, dando paso a la molestia en su retaguardia.
—Deja de regañarme y mejor ayúdame a levantarme. — Pidió Danielle, extendiendo su brazo derecho en busca de la ayuda de su mayor, claramente siendo auxiliada por la rubia. —¿No quieres tomar un descanso?, es que tengo hambre, y sinceramente me sorprendería si me dices que tú no. —
—Vamos pequeña Dani. —
—De aquí la pequeña eres tú. —
Olivia rodó los ojos al saber que su hermana hacía alusión a sus estaturas y no a sus edades como ella lo había hecho. Ambas tomaron sus abrigos y salieron del local, sintiendo como su piel se erizaba ante el abrupto cambio de clima. Danielle permaneció en mitad de la acera, esperando a que la mayor cerrase el local con llave.
—Tu universidad está cerca de aquí, así que supongo que tienes un buen lugar al que podremos ir. — Mencionó la de cabellos dorados, haciendo que la pelirroja asintiera.
—¡Quien llegue al final paga! — Grito la menor, empezando a correr, dejando atrás a su mayor.
—¡¿Cómo se supone que te gane si no se a donde vamos?! — Su pregunta fue ignorada por la pelirroja. —¡Me las pagaras, Danielle Marsh! —
Con un esfuerzo sobrehumano, Olivia logró alcanzar a Danielle, ambas llegaron al local con la respiración acelerada, ligeramente sudadas y con demasiada sed.
Su almuerzo fue relativamente tranquilo, aunque teniendo una hermana como la de cabellos rojizos difícilmente el panorama podría ser tranquilo.
Importante:¿Cómo estan hoy?
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𝑆𝑒𝑛𝑠𝑜𝑟𝑦 𝑊ℎ𝑖𝑠𝑝𝑒𝑟𝑠 / 𝐷𝑎𝑛𝑢𝑒𝑙𝑙𝑒 - 𝐻𝑎𝑒𝑟𝑖𝑛 /
Fanfiction_-~-_ Kang Haerin, una estudiante de derecho con hipersensibilidad física y sensorial, lucha por mantener el equilibrio entre sus estudios y su vida personal. Después de una agotadora sesión con su psicóloga, encuentra refugio en una biblioteca tran...