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Kang Haerin, una estudiante de derecho con hipersensibilidad física y sensorial, lucha por mantener el equilibrio entre sus estudios y su vida personal. Después de una agotadora sesión con su psicóloga, encuentra refugio en una biblioteca tran...
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—Capitulo Tres—
Salió del consultorio del psicólogo, respirando profundamente mientras buscaba en su mochila sus audífonos con cancelación de ruido;esa mañana sus sentidos estaban especialmente agudizados, como si el volumen del mundo hubiera subido de repente. Colocarse los audífonos era una necesidad urgente para intentar amortiguar el caos sensorial que la rodeaba.
Al ponerselos, notó el peso de cada prenda sobre su cuerpo:el elástico del top deportivo que se clavaba intensamente en sus costados, los tirantes asfixiantes que se apoyaban sobre sus hombros, la tela de su playera de manga larga que se sentía pesada y molesta, y el roce constante del pants en su cadera y tobillos.
Cada paso que cada, sus tenis presionaban incómodamente sus pies, y el resorte de sus calcetines se sentía como una opresión constante en su piel.
Al salir, el sol de la tarde le golpeó el rostro, obligándola a entrecerrar los ojos. Las luces eran intensas, y aunque sus audífonos bloqueaban gran parte del ruido, aun podía sentir el zumbido constante del tráfico y el murmullo de las conversaciones a su alrededor. La brisa fresca que normalmente habría disfrutado, solo añadía otra capa de incomodidad.
El aroma de la ciudad y la superficie húmeda se mezclaban con el aire, haciendo que cada inhalación fuera una sobrecarga de estímulos. Mientras caminaba, trataba de controlar su respiración, consciente de cada prenda, cada paso, de cada mínimo sonido que lograba atravesar sus audífonos. Era un ejercicio de paciencia y resistencia, un esfuerzo constante por mantener la calma en medio del torbellino sensorial.
Sus pensamientos volvían una y otra vez a las palabras de su psicóloga, tratando de encontrar un punto de equilibrio, y mientras avanzaba agradeció internamente tener el día libre.
—El jardín de mariposas. — Susurró al detener sus pasos frente al local que hacía una semana había obtenido su atención.
Abrió la puerta con cuidado, sintiendo el frío metal chocar con su cálida piel junto al tintineo de la campana que anunció su llegada;al cruzar el umbral, fue recibida por un ambiente acogedor y sereno.
La biblioteca/librería estaba decorada con mesas y sillas dispuestas estratégicamente para ofrecer espacios tanto de estudio como de relajación;los sillones tapizados en tonos suaves invitaban a sentarse y perderse en un libro.
Los estantes, llenos de libros se alineaban a lo largo de las paredes, creando un laberinto que le dejó fascinada y emocionada. Recorrió el lugar con la mirada, admirando cada detalle, notando como las luces cálidas creaban un ambiente tranquilo, contrastando con la intensa iluminación del exterior.
El aroma a papel y café recién hecho, esto último siendo atribuido a la cafetería de al lado, flotaba en el aire, proporcionando una sensación serena a sus sentidos.
