B

1K 82 1
                                    

La historia que más me cuesta contar es la que vivi de pequeño, cuando tenía quince años recién cumplidos y vivía en mi casa de montaña, mi internado, cerca del pueblo de Múrmansk en Rusia y detrás de la puerta trasera, el jardín se convertía en la morada de criaturas pequeñitas, mágicas y voladoras, las hadas.

Todas las noches, cuando oscurecía y visitaba a mis sobrinas Ana y Gretel, les contaba mi historia con estas pequeñas criaturitas místicas y de como vivían en casas de hongos, rodeados de olor a amapolas, se bañaban dentro de flores campana y nacían de aquellas flores que les encantaba soplar cuando las veían por el suelo mojado, las dientes de león.

Bajo la luna de las estrellas, mientras les contaba la historia y cerraban sus ojos para irse a dormir, Gretel se dormía de primero porque no le gustaban las historias de fantasía y Ana se quedaba entusiasmada esperando a que le contara mucho más de aquel pueblito mágico detrás de mi casa. Después de contarles una pequeña parte de mis aventuras, me quedaba con las ganas de contarles la verdadera versión de los hechos que ocurrieron en 1945, cuando recién mudado a Rusia conocí aquel jardín encantado en el patio trasero de mi internado, donde vivía mi primer y único amor, el hada de la serendipia.

☆ Neo ☆

bloom ☆ kookmin osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora