Capítulo 7

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_¿Ballet? ¡Eso es impresionante!
Dylan clavó la mirada en la chica rubia. Tenía pinta de zorra, cara de zorra y voz de zorra. Stefan hablaba con ella de forma animada aunque no levantaba la mirada de su copa. ¿Pero que diablos hacía? ¿Es que no se daba cuenta de que así estaba adorable? Apretó la botella de cerveza con más fuerza de la debida. La joven pelirroja de su lado, intentaba desesperadamente llamar su atención, pero él estaba más ocupado en vigilar a la buscona de la rubia. Stefan elevó la mirada hacia el un instante y volvió a bajarla con rapidez.
_Dylan, esto... ¿quieres jugar al billar?
Siguió a la chica a la mesa sin quitarle ojo a la pareja. Si pudiera gritarle a Stefan que se incorporara a la partida lo haría, pero la rubia lo estaba entreteniendo muy bien. Recibió una fuerte palmada en la espalda de uno de sus compañeros.
_¿Qué pasa, tío? ¿Hipnotizado por las peras de la rubia?
_Algo así.
_Venga, que la pelirroja también tiene un par de polvos.
Quiso espetarle donde había encontrado a aquella guarra, pero se contuvo. Lleno de tiza la punta del palo de billar y se parapetó para disparar. La chica daba saltitos a su lado. No sabía que tenía de emocionante, solo era billar. Puede que debiera mostrarle algo de atención.
_Oye, tu ¿como te llamabas?
_Ah, pues, Eliza.
_¿Qué te gusta hacer?
Disparó de nuevo, metiendo otra bola, ante las quejas de los otros jugadores. Dio la vuelta a la mesa, volviendo a colocarse para disparar. Calculó la trayectoria adecuada y metió otra bola.
_¿Vas a contestar o qué?
_Ah, sí. Perdona. Es que juegas muy bien.
_Gracias
_Me gusta...me gusta pues la moda. Y los zapatos y...
La rubia se acercó a Stefan, susurrandole algo al oído. Aquel gesto le hizo perder el control y la bola salió disparada de la mesa, acertando de lleno a una de las botellas cercanas a la rubia, que dio un gritito.
_Pero...pero ¿que haces?
_Lo siento. Se me ha escapado
Si, se le había escapado. Si no hubiera sido así habría apuntado a la cara de aquella zorra.

***

No la soportaba. ¿Como se atrevía a agarrarse de aquella forma a Stefan? La chica jugueteó con su cabello.
_Oye, Stefan ¿qué te parece si vamos a algún hotel...?
_¿Hotel?
_Sí. Para...ya sabes...
Ah, no. Aquello si que no. Se acercó con paso resuelto a Stefan y lo besó de golpe ante la atónita mirada de todos los presente,incluído el propio Stefan.
_Búscate otra polla para meterte, pedazo de zorra. Él está conmigo.
Tomó al todavía pasmado chico por el brazo y se lo llevó a rastras del lugar.

***

_¿Por qué has hecho eso? Habíamos quedado en que...
_¡Me da igual! ¡No lo soporto!
_Dylan...
_¿Y que hay si te quiero? No puedo soportar verte con nadie más
_Pero tu me invitaste y...
_¡Ya lo sé, maldita sea!
_Dylan, yo...
Se aferró a su abierta camisa, clavando la mirada en sus ojos.
_No puedo controlarme más, Stefan. Por favor, no creas que...
El rubio lo besó con profundidad, acariciando la lengua con la suya, sin separarse un ápice de su cuerpo.
_Lo siento. Yo tampoco puedo más

***
Gimió con fuerza, clavando las uñas en la espalda de Dylan. El moreno profundizó sus embestidas, acelerando el ritmo. Apenas podía contenerse ya. Por suerte, Stefan también sentía lo mismo y aquello había sido un verdadero alivio. El rubio abrió lentamente los ojos, buscando con desesperación los labios de Dylan. A pesar de que la primera vez ambos habían llevado la voz cantante sucesivamente hacer que Stefan pusiera aquel rostro adorable era lo mejor de todo.
_Dylan...me corro
_No me hables sucio que sabes que me pone
_¡Ah! No hablo sucio. Te detesto...
Besó al rubio ante el sonrojo de este.
_Te quiero, Stefan. Solo para mi
_Y yo...
_Qué rápido has sido
_¡Imbécil!

***

_Das calor
_Pues bien que te pegas a mi
_Me gusta el calor que tu provocas
_Stefan, no digas eso o me pondrás cachondo.
_A ti todo te pone cachondo
_Solo si tiene relación contigo
_No es cierto. El otro día estabas limpiando el pollo y en cuanto entré por la puerta tu...
_Pollo es muy parecido a polla. Y polla significa sexo ¿y con quien quiero sexo?
_Vale, vale. Ya lo he pillado
Stefan se levantó de la cama, estirándose, y se dirigió a la ducha. Al pasar frente al espejo se detuvo. Recorrió con la mirada las marcas de su cuerpo. Mordiscos y besos de Dylan. Sonrió, pasándose la mano por el pelo. Se sentía bien con él. Muy bien. Y aunque a veces aún temía lo que pudiera venir estar a su lado le daba la seguridad que necesitaba.
_Dylan
_¿Qué...?
_¿Quieres hacerlo otra vez?
Lo oyó salir precipitadamente de entre las sábanas y abrir la puerta. El rubio señaló la ducha con el dedo, guiñándole el ojo.
_Eres un pervertido

***
Entrelazó los dedos con los de Stefan mientras él leía concentrado los ingredientes de los cereales. Desde que venían a comprar juntos se había dado cuenta de que siempre leía toda la información de la caja antes de decidirse a comprar nada. Su actual novio tenía bastantes manías, pero a él no le importaba que se leyera toda la tienda mientras pudiera estar sujeto de su mano.
_Dylan ¿a ti te gustan estos?
_Solo los compro de vez en cuando, tampoco es que me maten.
_Uhm...
Dejó la caja en el estante, tomando la siguiente marca.
_A mi me gustan estos.
_Pues compramos esos. Es bueno variar.
_¿De veras? ¿No te importa?
_Claro que no. Recuerda que soy una medusa
_Idiota...
_Stefan, necesito carne
_Ya vamos ahora. Eres un impaciente.
_Solo hago un apunte. No me importa si nos pasamos tres horas en el supermercado.
Estrechó su mano, sonriendo. Una señora los miró, poniendo una mueca. Estaba acostumbrado a aquellas miradas. Cuando veía que alguien les miraba mal besaba a Stefan lentamente, observando por el rabillo del ojo la cara de espanto del estúpido o estúpida del momento. Aquella vez se contuvo. Quizá estaba empezando a madurar.
_¡Ah! ¡Gominolas!
_Pareces un niño, Dylan
O quizá no

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