1 | Dédalo

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Algo en lo muy profundo de su pecho se siente diferente

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Algo en lo muy profundo de su pecho se siente diferente.

Una poderosa paz albergaba en el interior de su cabeza, su pecho sube y baja tan sutilmente que casi ni siquiera te das cuenta que respira. Inhala y exhala una y otra vez, solo para darse cuenta del agradable olor que le inundó la nariz todavía sin poder saber de qué se trata. No sabe exactamente la razón pero lo disfruta, podría incluso decir que jamás desde que tiene memoria ha sentido ese tipo de sosiego que sedaba al corazón y al alma en un sueño eterno.

Abrió los ojos lentamente sin perturbar la quietud que lo dominaba. La acción se sintió como un recién nacido descubriendo el mundo por primera vez, recibiéndolo con una reconfortante sombra directo en su aplacable rostro. Los rayos del sol atravesaban la ramas del gran y sano árbol del cual yacía debajo brindándole la luz de la mañana sin molestarle en lo absoluto, el viento oscilaba a su alrededor enviándole caricias al rostro y despeinando su cabello ligeramente. Su cuerpo se sintió fresco y limpio al rededor del lugar donde se hallaba recostado, volteando la cabeza hacia su costado con la intención de revelar más el entorno que lo rodeaba, se encontró con el verde intenso del pasto junto a las coloridas y pequeñas flores Melissa officinalis que lo rodeaban.

Fue entonces cuando enderezó la espalda sobre el pasto, para caer en cuenta que aquel lugar se trataba de un precioso campo que se extendía hasta perderse de su vista. ¿Era esto el paraíso? Era tan digno de plasmarse en una pintura, fácilmente podría tartare del cielo, era simplemente perfecto.

Sin embargo, algo por el rabillo del ojo llamó su atención.

No lo dudo, antes de fijar sus ojos en aquel punto. Era inevitable no hacerlo cuando aquello hizo ruido en su cabeza, como una mancha negra en un lienzo en blanco, o un color diferente estorbando entre otros perfectamente organizados. Frente a sus pies se hallaba nada más y nada menos que una fruta, una manzana roja y fresca como el vino, al observar hacia arriba y notar las hojas verdes el árbol, asumió que probablemente había llegado ahí al caer de una rama. Le pareció extraño no encontrar más manzanas que crecieran del árbol como uno convencional, pero no dijo nada, solo volvió a observarla durante unos minutos, para finalmente decidir entre ponerse de pie y caminar hacia aquel singular fruto. 

Se agachó con lentitud hasta tomar entre sus delgadas y pálidas manos aquella manzana y enderezarse nuevamente. La contemplo de un lado a otro, parecía normal como cualquier otra que hayas visto, incluso tentadora. Era como si hubiera aparecido ahí especialmente para el, hecha solo para que el la comiera y la disfrutara. ¿Entonces porque había algo que lo hacía debatirse una y otra vez si era buena idea comerla?

Cansado de pensar, le restó importancia. Lo venía haciendo desde que apareció ahí hace algunos largos minutos ignorando las cuestiones sobre lo qué estaba pasando, donde estaba o que dia era.

Y si esto era un sueño, ¿entonces que había de mal en comer una simple fruta?

Se la llevo a los labios dispuesto a darle una mordida, sin embargo algo más había irrumpido su acción, más bien, un llamado a sus espaldas.

SIBYLLINE | r.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora