3 | Oneroso

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Otro día más había comenzado

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Otro día más había comenzado. Y nunca pude conciliar el sueño en toda la noche, no al menos las últimas cuatro horas en las que logré dormir muy apenas.

Ni siquiera me había visto en un espejo, y juraba que me veía demacrado.

Pero, como esperaban que pudiera dormir cuando hace apenas había pasado por un extraño suceso donde una chica llegaba a mitad de la noche con mi padre de quien sabe dónde la saco, que milagrosamente siguiera viva en su estado, y que por muy grandes hayan sido nuestras probabilidades las reales eran nulas que tenía para sobrevivir.

Para la vida ordinaria que tenía, esto era una locura.

Suspire relajando mis extremidades a lo largo de toda mi cómoda cama con la vista perdida en el techo. Mire a mi costado topándome con el despertador y verificando que aún era temprano para levantarme, arreglarme e ir al instituto.

Me tome mi tiempo para ordenar mi apariencia lo mejor posible. Y como era mi costumbre caminé hasta el gran comedor, donde como siempre esperaba verlo vacío, más grande fue mi sorpresa cuando vi a mi padre sentado al inicio del comedor comiendo como si del rey de corea de tratara.

– Padre – mencione atrayendo su atención instantáneamente –, creí que ya estarías temprano en el hospital.

Como siempre.

En realidad me iré en exactamente diez minutos – replicó al ver el reloj al rededor de su muñeca, sin mostrar emoción alguna en sus duras facciones – Necesito cerciorarme del estado en el que se encuentra la chica que traje ayer.

Para una mujer que apenas lleva un día de conocer tienes todo el tiempo, ¿pero no los catorce años que han pasado con tu único hijo?

– Ah, por supuesto – asenti tomando asiento en el lado más largo del comedor, a un costado de mi padre. No fue necesario esperar ni un minuto cuando platos con comida y vasos llenos de jugo fueron depositados frente a mi sobre la mesa.

Cuando el silencio nos acompañaba, especialmente con mi padre solía ser, inquietante de cierta forma. Necesitaba romper el silencio a pesar de que a mi padre no le gustara mucho a la hora de la comida.

– Y... ¿cómo está ella? – no me abstuve mas y comencé una vez que me acomode correctamente sobre la silla, dirigiendo mi mirada a mi padre a la espera de su respuesta – La mujer – especifique.

– Apenas que llegamos la llevaron a terapia intensiva ya que encontraron que su estado era muy débil debido que presentaba golpes muy graves en costillas y otras áreas del cuerpo – milagrosamente me respondió, porque vamos, es bastante reservado con sus cosas y realmente creí que no me querría contar nada – Lamemtablemente cayó en coma. No sabemos cuando despertara pero Hoseok dijo que tiene esperanzas de su recuperación, aunque tal vez un poco tardada   – explicó llevando el último trozo de carne a su boca hasta terminarlo de masticar – Hasta entonces me haré cargo de ella hasta que se recupere por completo y pueda tratarse por si misma.

SIBYLLINE | r.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora